sábado, 26 de julio de 2008

'Si publicas mi nombre te mato': los riegos de ser periodista en México



Mauricio Farah: Quinto visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)

“La impunidad institucional en México hace que el periodista se autocensure”
La oleada de sangre desatada por los carteles de la droga en México ha salpicado a todo el gremio periodístico, el cual ve cómo cada vez está más desamparado frente las agresiones que padece bajo múltiples formas: insultos, ataques, homicidios, y la modalidad de siempre, la impunidad institucional. Esa que provoca que México esté viviendo “un claro retroceso” de la libertad de expresión.

Manuel Ureste / Veracruz (México)
Fotos: M.U./Red

Ni Afganistán, ni Corea del Norte, ni Somalia, ni Colombia, ni tampoco Cuba. México es, actualmente, el país más peligroso del planeta para el ejercicio del periodismo.
Tan sólo Irak, país que vive desde 2003 una ocupación y una sangrienta posguerra entre las fuerzas estadounidenses y la insurgencia armada, supera las alarmantes cifras de agresiones a profesionales de la información. Así, según el último informe elaborado por la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP-México), 46 profesionales de la información han perdido la vida víctimas de un asesinato entre el año 2000 y junio de 2008, de los cuales 26 se han producido en los últimos tres años. Asimismo, a día de hoy tampoco se conoce el paradero de otros diez periodistas que fueron secuestrados en diferentes puntos de la República.

“En México, el periodista es agredido tanto por las instituciones, como por los narcotraficantes”, denuncia en esta entrevista Mauricio Farah Gevara, quinto visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), quien en este sentido incide, ante la poca efectividad de las instituciones gubernamentales, en el papel que la sociedad debe asumir para que las agresiones no queden impunes. “No se trata de un atentado contra el periodista; sino contra todo el conjunto de la sociedad”, sentencia.

-EL MUNDO: Las cifras son alarmantes. Cuarenta y seis profesionales de la información han perdido la vida entre el año 2000 y junio de 2008, estadística que hace de México “el país más letal del mundo”, después de Irak, para ejercer esta profesión. ¿Tan preocupante es la situación para que México supere incluso países como Corea, Cuba, El Congo, o Afganistán?

MAURICIO FARAH:
En efecto, el ejercicio de la profesión periodística en México es una actividad que se realiza con un elevado nivel de riesgo. En este sentido le diré que, según las últimas estadísticas, el número de agresiones, traducidas en forma de amenazas y homicidios, se ha duplicado incluso en los últimos dos años. Eso, sin contar con las denuncias que en muchos casos nunca se llegan a realizar.

-E.M.: Principalmente, de dónde provienen esas agresiones de las que usted habla.

M.F.:
En México, el periodista se ve agredido tanto por las autoridades, como por parte de una serie de grupos fácticos que se sienten amenazados ante determinadas informaciones.
Le explico. En cuanto a las autoridades se refiere, el periodista se encuentra amenazado a tres niveles diferentes: federal, estatal y municipal. En este caso, las agresiones tienen un claro reflejo en la falta de investigación y en la existencia de una impunidad institucional que provoca que los informadores se impongan así mismos una autocensura.
En cuanto a los grupos fácticos que amenazan al trabajo del periodista, éstos lo hacen principalmente cuando se trata de temas de narcotráfico, aunque también comienzan a proliferar los casos por tráfico de armas y corrupción.

-E.M.: ¿Cuál o cuáles son las zonas más hostiles para ejercer la labor informativa en la República de México?

M.F.:
Hay varias. Pero, principalmente podemos reportar México DF, Oaxaca, Tamaulipas, Guerrero, y también el estado de Veracruz.
En cuanto a este último caso, hay que tener en cuenta que Veracruz es uno de los estados donde se han registrado varios homicidios de periodistas. Por ello, la Comisión Nacional de Derechos Humanos sigue muy de cerca este caso, ya que desde el año 2000 hasta el día de hoy, cinco informadores han sido asesinados realizando su trabajo en territorio veracruzano.

-E.M.: ¿Qué tipo de medidas se están llevando a cabo para poner fin a este balance tan negativo?

M.F.:
Lo más importante es que la sociedad tome conciencia verdadera de la situación que estamos viviendo. Porque no se trata de un atentado únicamente contra el periodista, sino contra toda la sociedad y el conjunto de valores democráticos en general.
En este sentido, la Comisión Nacional de Derechos Humanos está llevando a cabo diversos programas para sacar a la luz esta situación. El mensaje que estamos tratando de dar es que no debemos permitir que los casos queden en la impunidad, porque ello favorecerá a esta situación de espiral de violencia contra los periodistas y contra el conjunto de los mexicanos.

-E.M.: ¿Qué valoración hace del trabajo de la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos contra Periodistas desde su creación en 2006?

M.F.:
Sólo le preguntaré una cosa: ¿Usted conoce algún caso resuelto? Porque yo no. Es lamentable que México se encuentre en el segundo lugar del ranking de países más peligrosos para ejercer esta profesión, y la Fiscalía no haya resuelto ni un caso desde su creación en febrero de 2006. Es realmente lamentable.

-E.M.: ¿Podríamos, por tanto, y a tenor de los resultados cosechados, decir que esta Fiscalía es más un instrumento político de cara a la galería que una herramienta realmente efectiva y útil?

M.F.:
Mire, no voy a entrar en valoraciones políticas. Sólo diré que, en efecto, hay que fortalecer esta Fiscalía. Pero para ello también tiene que dar resultados.

-E.M.: En un sentido más general, y a modo de conclusión, ¿cómo podríamos valorar el estado en que se encuentra en la actualidad el ejercicio de la libertad de expresión en México?

M.F.:
En primer lugar yo me pregunto cómo se puede hablar de libertad de expresión cuando cada vez hay más periodistas que aceptan la autocensura. En realidad, opino que estamos ante un claro retroceso de la libertad de expresión en México.

No disparen al mensajero: 80 periodistas muertos en 25 años


Ejecuciones, decapitaciones a plena luz del día y envío de cabezas cortadas a las redacciones... México no es un país en guerra. Pero sus reporteros se enfrentan a una espiral de violencia que se ha cobrado, de 2000 a lo que llevamos de 2008, 46 homicidios y 10 desaparaciones forzadas de profesionales de la información.
La situación ha provocado que múltiples instituciones y organismos internacionales hayan dado la voz de alarma. Así, a principios de 2007, la Unesco publicó su informe ‘Press Freedom: safety of jurnalists and impunity’, donde, en el capítulo específico dedicado a México, destaca la “contradicción” de la situación que vive el país centroamericano: “No es un país en guerra, ni vive una permanente situación de revolución social.
Sin embargo, el número de periodistas atacados y asesinados es, con diferencia, el más alto del mundo”. De hecho, tal y como señala la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP-México), un total de 80 periodistas han perdido la vida en el ejercicio de su profesión en los últimos 25 años, lo cual da como resultado un promedio de tres informadores asesinados por año.


Censura como “una legítima forma de protección”

Sin embargo, el periodo que va del año 2000 a junio de 2008, que incluye el sesenio de Vicente Fox (PAN) y los dos años de Gobierno del actual presidente, Felipe Calderón (PAN), es uno de los más violentos que se recuerde.
Sólo en los últimos tres años se ha producido, según datos de FELAP-México, 26 homicidios de periodistas y trabajadores de prensa. No obstante, los periodistas mexicanos no sólo temen a las balas de los narcotraficantes. Ya que, según el último informe elaborado por FELAP-México, “la violencia contra la prensa también ha sido ejercida por algunos responsables públicos”. En este sentido, el estudio menciona el caso del alcalde de Oaxaca, que arremetió contra una radio local, y el del gobernador de Sonora, Eduardo Bours, quien silenció a la revista ‘Proceso’, comprando toda su tirada, cuando informó de una presunta relación entre su hermano y el tráfico de drogas.
Todo ello, concluye el informe, está provocando: uno, que los periodistas encuentren “serias dificultades” para acceder a los funcionarios públicos; y dos, que los periodistas opten, “cada vez más”, por autocensurarse para “sobrevivir” como “una forma legístima de protección".




1 comentario:

Alfonso Piñeiro dijo...

Grandísima entrevista, Ureste. Grandísima entrevista. Estás dando toda una lección de periodismo, no sé si a ese lado del charco, pero sí desde luego a quienes te leemos desde este lado, en este sureste castellano-manchego donde la ignorancia y el atrevimiento se dan tantas veces las manos. Aplausos, aplausos y más aplausos.