sábado, 26 de febrero de 2011

"Gadafi ha hecho un llamado al genocidio; está en el tope de su esquizofrenia"

"Si quieren pelea, tendrán pelea". Con esta nueva amenaza Muamar el Gadafi se presentó ayer en la Plaza Verde de Trípoli en un intento desesperado por mostrar músculo ante una parte de la población libia a la que exigió como mandato divino luchar contra los inconformes que piden su caída. "Más que una guerra civil, esto es un llamado al genocidio", opina José Alberto Moreno Chávez, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana y Doctor en Historia por el Colegio de México, quien en entrevista no duda en comparar al dictador libio con Nerón o el propio Adolf Hitler, y analiza la "falta de liderazgo" de Ban Ki-moon, la postura diplomática de la Administración Obama, así como el futuro de Israel en un hipotético Oriente Medio democrático donde "tendrá que aprender a negociar".

Destacados:

"¿Huir como Mubarak? Gadafi está decidido a ser un mártir"

"Ban Ki-moon está demostrando una falta de liderazgo impresionante"

"La teoría del complot de Al Qaeda y Bin Laden es un thriller barato"

"No es sorprendente que Castro o Chávez apoyen a Gadafi; son líderes que comparten locuras"

"Obama está siendo muy cauto; lo que menos le interesa es incendiar el Medio Oriente"

"Occidente busca emiratos islamistas hasta debajo de las piedras y no ve que hay pueblos reclamando democracia"

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Lee la entrevista completa en la página web de Grupo Imagen.

Una cortesía de VpC para Imagen.

viernes, 18 de febrero de 2011

Diarios de un Vocho: Viaje a la Frontera (Parte III)


El Metro

5.05 AM
Estación del Metro Sevilla, Ciudad de México

Silencio. En la estación del Metro Sevilla solo se escuchaba el silencio. Pero no un silencio, silencio, así sin más. Sino un silencio frío. Solitario. Oscuro. De esos que te erizan la piel. Como si aquella parada subterránea que minutos más tarde daría paso un hervidero de gente con prisas y malas maneras, fuera a esas horas de la madrugada un fúnebre cementerio de susurros y ecos de voces lejanas, donde el viento silbaba a izquierda y derecha libre de obstáculos por entre aquellos caminos de acero y anuncios de Loreal.

Tic, tac. Tic, tac.

Cinco y diez de la madrugada.

La estación estaba vacía. O bueno, casi vacía; porque a mi izquierda, al final del largo pasillo, el mendigo que minutos antes había visto resguardándose en el portal de la Secretaría de Protección de Datos, se acomodaba ahora como buenamente podía en el suelo, sin perder ni un segundo de vista los bártulos que arrastraba en bolsas de plástico de súper mercado, mientras que un par de esos agentes de seguridad privada que recién comenzaban el turno de la mañana se paseaban de un lado a otro con un vaso de café del Oxxo en la mano, y enfrente, los primeros pasajeros con gorra de beisbol, mochila de faena al hombro, manos morenas, ásperas y curtidas en mil menesteres comenzaban a llegar en silenciosa procesión.
La espera comenzó a hacerse larga. Eterna. De hecho, ya había empezado a calcular de cabeza cuál sería la hora límite para no perder el camión que me llevara hasta Toluca, cuando, en esas, el lejano murmullo que emanaba de la boca del túnel que estaba a mi derecha comenzó a hacerse cada vez más presente, emergiendo muy lentamente de las entrañas de aquella boca negra sin fin y de varios metros de diámetro un enorme gusano de color naranja guiado por dos potentes faros de luz.

Fiuuu. Fue visto y no visto: el metro llegó, abrió sus puertas, los trabajadores de manos morenas entraron, y en un santiamén el andén con dirección a Observatorio volvió a quedarse vacío y en silencio. Mientras tanto, el reloj de la estación seguía implacable a lo suyo –tic, tac, cinco y cuarto de la madrugada-, y yo comenzaba seriamente a dar por perdida la primera corrida hacia el aeropuerto de Toluca (y quién sabe si también el vuelo a Monterrey).
Por su parte, el mendigo de las bolsas del Chedraui ya estaba perfectamente acomodado en el suelo caliente de la estación. Parecía reconfortado y bajo su espesa barba grisácea adiviné una sonrisa que no supe muy bien si era de burla por mi evidente cabreo sobre el andén, o si en realidad se trataba de un gesto de alivio, de satisfacción, como la sonrisa del viejo marino que regresa al calor del hogar después de mil aventuras surcando las místicas aguas heladas del Mar Ártico. Le regresé la sonrisa por cortesía y él a su vez me la devolvió de nuevo levantando el pulgar desnudo que asomaba por el agujero del guante de lana. "Todo va a estar bien", parecía decir en el preciso instante en que el lejano murmullo que seguía flotando por el silencio frío de la estación daba paso a un inconfundible olor a goma quemada y a un taladrante chirrido de frenos.

El metro estaba ante mí. Tras el piiiii de advertencia, las puertas metálicas de color naranja se abrieron de par en par. Dentro, ya había varios pasajeros a pesar de la hora. Tomé asiento y miré de reojo el panel de las estaciones de la línea azul. "Chapultepec, Juanacatlán, Tacubaya, Observatorio". Por fin, respiré aliviado. Tan solo cuatro estaciones y llegaría a mi destino. Sin embargo, después de mirar el reloj las manos volvieron a sudarme por la tensión: cinco y media de la madrugada. Tic, tac. Tic, tac. Tendré que correr, pensé. Y mucho. Pero el milagro era posible: todavía estaba a tiempo.

lunes, 14 de febrero de 2011

"Con un Egipto democrático, Israel tendrá que aprender a negociar"




PARTE DOS

Manurel Ureste/VpC
Sin duda, es una de las grandes incógnitas que plantea el nuevo escenario egipcio: ¿Qué pasará con las relaciones entre El Cairo y Tel Aviv tras la salida de Mubarak? En opinión de José Alberto Moreno Chávez, licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y Doctor en Historia por el Colegio de México (COLMEX), la salida del 'rais' puede colocar a Israel en una situación estratégica muy incómoda con Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano, los Ayatolás en Irán, y con un posible nuevo gobierno egipcio no tan condescendiente como el de Mubarak . "Lo interesante sería que llegara un gobierno democrático más partidario con la causa palestina que el actual y que pudiera cuestionar los acuerdos de Camp David. Entonces, Israel se vería en serios problemas", asegura el experto, quien, no obstante, advierte que el gobierno hebreo "a pesar de que tendrá que aprender a negociar y a mantener una diplomacia más abierta y menos aplastante", no perderá su papel de potencia dominante en la zona. "No olvidemos que Egipto es frontera con el ejército mejor preparado de todo Medio Oriente", advierte.
En cuanto al papel de Estados Unidos, Moreno Chávez alabó la nueva forma de hacer diplomacia de Barak Obama en contraposición con la anterior Administración–"Bush hubiera mandado un buque de guerra al canal de Suez sin ninguna duda"-, aunque llamó a no dejarse llevar solo por este nuevo rostro más agradable de la diplomacia ni por el discurso del afroamericano, ya que "Estados Unidos tiene grandes intereses puestos en Egipto y, por supuesto, quieren seguir controlando los hilos del poder".


Hablemos de Israel. Anteriormente, aseguró que Egipto y Oriente sí están preparados para una democracia. Sin embargo, uno de los 'riesgos' de esa democracia podría ser la llegada al poder de los Hermanos Musulmanes… y de los islamistas. Algo de lo que, por supuesto, Tel Aviv no quiere oír ni hablar…

Yo no soy partidario de la teoría de que los Hermanos Musulmanes pudieran provocar la llegada de una República Islámica al estilo de Irán. Es cierto que se trata de una fuerza conservadora, de inspiración religiosa, pero que no tiende al radicalismo y que no es muy distinta de las democracias cristianas de Europa o de América. Por todo esto, creo que el temor de Israel es un miedo infundado que se basa en especulaciones. Además, hay que tener en cuenta que ellos no están liderando el movimiento de protestas, sino que son parte de ese movimiento como una fuerza más. No obstante, en un escenario donde alcanzaran el poder, creo que los Hermanos Musulmanes serían más bien una fuerza conservadora de derechas, parecida a la europea. Pero no una fuerza radical como lo puede ser el gobierno de los Ayatolás en Irán.

No obstante, la revolución islámica en Irán comenzó también de forma moderada pero luego fue radicalizándose progresivamente…

Es cierto. Pero la situación es muy distinta. En 1979 el movimiento que tuvo lugar en Teherán fue dirigido principalmente por clérigos y grupos ligados a las mezquitas. Mientras que en Egipto lo que vemos son grupos espontáneos saliendo a las calles sin ninguna tendencia religiosa.
¿Por qué la revuelta que tuvo lugar en Irán tras las acusaciones de fraude de las últimas elecciones no tuvo el éxito que parece sí están teniendo las protestas en Egipto?
Principalmente porque el régimen iraní sí es lo suficientemente fuerte para controlar las protestas y los mecanismos de oposición. En la 'revolución verde' hubo, en efecto, protestas, manifestaciones e incluso matanzas. Sin embargo, todos los puestos de trabajo y el futuro de cada ciudadano están tan ligados al Estado que, realmente, te pueden hacer la vida imposible. Claro, esto no quiere decir que en Egipto no pueda suceder lo mismo. Sin embargo, en este caso la falta de empleo y de oportunidades para los jóvenes a corto plazo ha reunido a la gente en contra de un gobierno que consideran corrupto y como la causa de esa falta de empleo. Además, no debemos olvidar que los líderes de la revuelta iraní acabaron traicionando al movimiento y pactaron con el poder. En el caso egipcio, ni siquiera hay unos líderes con quienes pactar. Lo que hay es un movimiento político y social, y no religioso.

"La llegada al poder de los Hermanos Musulmanes no supondría la 'iranización' de Egipto; el temor israelí es infundado'
Continuemos con el caso de IsraelEgipto y Jordania son los dos únicos países árabes que han firmado un tratado de paz con el país hebrero. ¿La llegada de un nuevo gobierno a Egipto –independientemente del signo que sea- cambiaría notablemente el rol de Israel como potencia hegemónica en la zona?

Bien, para Israel hay varios escenarios posibles. En el caso de que tras la salida de Mubarak el vicepresidente Suleimán asumiera el control del país, ahí no habría cambios para Tel Aviv. Ahora, lo interesante sería que llegara a Egipto un gobierno democrático más partidario con la causa palestina que el actual y que pudiera cuestionar los acuerdos de Camp David. Entonces, Israel se vería en serios problemas.

¿Y cree que tanto Israel como Estados Unidos permitirían un gobierno en Egipto totalmente contrario a sus intereses?

No, no lo creo. Por supuesto que el nuevo gobierno que llegue a Egipto tendrá que negociar con Israel. Y seguramente deberán adoptar una postura de moderación para evitar una posible guerra. Tal vez sí exijan más a Israel en cuanto a la cuestión palestina, pero tampoco va a haber una postura de clara confrontación con Tel Aviv. A ninguna de las dos partes le interesa esto. Y no olvidemos que Egipto es frontera con el ejército mejor preparado de todo Medio Oriente, el cual no se tentaría el corazón en armar una guerra si fuera necesario para defender sus intereses.

"El mensaje de diálogo de Obama ha sido muy positivo; aunque algunos deseaban ver a los rangers patrullando por las pirámides"
Por lo tanto, no cambiaría mucho la postura dominante de Israel en la zona...

Bueno, Israel probablemente deberá mostrarse más abierto para negociar con sus vecinos si se concreta un cambio de gobierno en Egipto. Históricamente, Israel ha jugado mucho el papel de súper potencia dominante de la región. Sin embargo, ahora puede verse rodeado por gobiernos no favorables como Hezbolá en Líbano, Hamás en Gaza, o Siria, que aunque es un gobierno laico no es muy pro-israelí precisamente. Y si a eso le añadimos un posible nuevo gobierno egipcio no tan condescendiente con sus intereses, Israel tendrá que hacer un cambio en su forma de hacer diplomacia, en su forma de negociar con los diferentes países de la región. Tendrá además que aprender a negociar, a dejar esa postura de cowboy del lejano Oeste que asumieron especialmente con la llegada de Ariel Sharon en el año 2000; tendrán, en definitiva, que practicar una política exterior más seductora e incluyente y no tan aplastante. Porque en un nuevo escenario donde se puedan dar cambios democráticos en regímenes como Egipto, se verán obligados a bajar la guardia para conseguir acuerdos y tratados diplomáticos que los beneficien. No obstante, claro que seguirán siendo muy poderosos. La fuerza militar no la van a perder en absoluto.

¿Qué le parece la postura de Estados Unidos? Por un lado, Obama demandó a Mubarak una transición democrática 'ahora', y por otro, la diplomacia estadounidense parece algo más mesurada y prefiere decantarse por una transición paulatina sin fechas a cumplir. ¿Por qué esta ambigüedad?

Más que una postura ambigua, lo que creo es que Obama está adoptando una postura muy política. La administración estadounidense no quiere involucrarse tan abiertamente porque históricamente la política de Washington en Oriente siempre ha sido muy intervencionista. Y ahora Obama lo que pretende es alejarse de esa perspectiva.
Pero claro, tampoco nos dejemos llevar solo por el discurso. Estados Unidos tiene grandes intereses puestos en Egipto y, por supuesto, quieren seguir controlando los hilos del poder. Por ello, lo que le convendría a Washington es una transición ordenada; evidentemente lo que no quieren es favorecer un caos. Porque el caos podría llevar a un régimen islamista al poder –no hablamos de los Hermanos Musulmanes, sino de grupos más radicales como la propia Yihad Islámica-, y eso es algo que ni ellos ni Israel podrían permitir.

"En Egipto vimos que, por primera vez, la protesta no era contra EU ni Israel. Sino contra los malos gobernantes"
Discúlpeme una pregunta inocente: si EU mandó tropas a Irak y Afganistán para liberar al país de la tiranía de Sadam y de los talibanes, ¿por qué no ha hecho lo propio para liberar a Egipto de un dictador que llevaba gobernando 30 años?

(risas) Bueno, esto tiene que ver mucho con el cambio de Administración en Washington. Si Bush hijo estuviera presidiendo ahora, no hubiera dudado ni un momento en mandar un buque de guerra al Canal de Suez. Obama por su parte está tratando de practicar una diplomacia más concertada, a pesar de que está siendo muy criticado dentro de su país. Sin embargo, yo creo que ha sido muy positivo este mensaje que ha dado al mundo al mantener esta postura un tanto ambigua si quieres, pero que de cierta manera permite que cada país tome su decisión. Aunque claro, como ya hemos dicho, no van a permitir que la situación desemboque en una guerra civil. Lo que harán, en definitiva, será tutelar esta transición sin perder la influencia en la zona.

No obstante, esta postura de Obama de llevar a cabo una diplomacia menos intervencionista le está granjeando durísimas críticas. Hasta el punto, de que lo acusan de ser 'ninguneado' en Oriente Medio.

No me parece justo que se diga esto, porque en mi opinión lo que Obama está tratando de cambiar es todo aquello por lo que se ha criticado tanto a Estados Unidos en los últimos años en cuanto a su política exterior se refiere. Es decir, él no está siendo intervencionista, está pactando, está usando la cabeza y no el músculo –no pueden seguir manteniendo guerras costosísimas-, y esto es una gran bocanada de aire fresco porque por primera vez no hay propuestas de invasión, sino de diálogo. Por tanto, me parecen que todas esas críticas que hablan de que Obama es un pusilánime y de que está perdiendo fuerza en la zona, me parecen un tanto psicóticas y sin fundamento. Desgraciadamente, a muchas personas lo que les gustaría es que Estados Unidos siguiera ejerciendo el papel de cowboy en el mundo y ver a los rangers patrullando por las pirámides. Y sin embargo, estoy seguro de que si mañana los mandara, también lo criticarían y dirían que por qué se entromete en los asuntos de otros países.

¿Qué opina en cuanto a la postura de la Unión Europea? ¿Sería similar a la de EU?

Me parece que la UE está adoptando una actitud correcta, de mantener una cierta distancia, aunque también se la ha criticado por tardar en exceso en pronunciarse. No obstante, creo que hay ciertos miembros de la UE que no se han comportado a la altura de las circunstancias. Estoy pensando en el caso de Francia, por ejemplo. Donde la ministra de exteriores de Sarkozy asesoraba a Ben Alí sobre cómo sofocar en Túnez las manifestaciones con tanques antidisturbios. O estoy pensando en el caso de Berlusconi en Italia, el cual ofreció descaradamente a Mubarak asistencia y cobijo en caso de que éste cayera. Se trata, por tanto, de posturas deleznables –no de los aparatos de gobierno de estos países, sino de personas particulares-, que especialmente en un momento de transición parecen estar dirigidas más a promover y a financiar estos regímenes dictatoriales que a disuadirlos.

"Egipto y Túnez serán un parte aguas en la historia de Oriente Medio"
Una vez confirmada la salida de Mubarak, y tras lo sucedido en Túnez con Ben Alí, ¿qué supone esto para el mundo? ¿Sería exagerado aventurar que, como aseguran ya algunos expertos, 'nada será igual después de Túnez'?

Opino que, en efecto, ya nada será igual después de Túnez, independientemente incluso de lo que suceda en un futuro con Egipto. Porque si la gente está saliendo a la calle a protestar, eso te demuestra que está habiendo un cambio muy importante. Es decir, ya no es la típica manifestación de gente quemando banderas de Estados Unidos o de Israel y lanzando consignas contra sus gobiernos. Sino que se trata de una revuelta en la que los ciudadanos están demandando cambios por una serie de problemas internos; esto es lo rico de estas manifestaciones. Y, en efecto, ni el pueblo tunecino ni el egipcio volverán a ser los mismos. Estamos ante un claro parte aguas en la historia del Medio Oriente. Donde por primera vez Occidente presta atención a estos pueblos que sin tutela alguna salen a la calle y exigen democracia. Es algo extraordinario.

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EL EXPERTO
José Alberto Moreno Chávez es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y Doctor en Historia por el Colegio de México (COLMEX); se desempeñó como Fox International Fellow en la Universidad de Yale y actualmente es miembro del Posdoctorado del Colegio Internacional de Graduados Entre Espacios en la Universidad Libre de Berlín.

Fotografías: Manu VpC

viernes, 11 de febrero de 2011

"Los jóvenes árabes ya tienen su lugar en la Historia; han conseguido algo inimaginable"


PRIMERA PARTE

Se acabó. Muhammad Hosni Sayyid Mubarak, más conocido como Hosni Mubarak o 'El Faraón', abandonó el poder tras las históricas protestas multitudinarias que, durante 18 días, abarrotaron la plaza de la Libertad en El Cairo y las principales ciudades de Egipto. Eso, a pesar de que la misma noche de antes el dictador advirtió que no aceptaría presiones del extranjero en un discurso donde se aferraba descaradamente al poder. Sin embargo, lo que Mubarak no aguantó fue la presión del pueblo. De su propio pueblo.

"Estamos ante un claro parte aguas en Oriente Medio", asegura José Alberto Moreno Chávez, licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y Doctor en Historia por el Colegio de México (COLMEX), quien analiza en entrevista el horizonte inmediato del nuevo Egipto pos Mubarak, y quien, a pesar de la euforia y la alegría del momento, advierte que "una verdadera democratización no tendrá lugar hasta que el Ejército vuelva a los cuarteles y deje el gobierno en manos civiles". De lo contrario, insiste, Egipto puede convertirse en una democracia ad hoc."No basta con que se celebren elecciones. Debe haber una transición dentro del Ejército para que exista una verdadera democratización en Egipto y en todo Oriente", afirma Moreno sin dejar de reconocer la valentía de la calle. "Los jóvenes ya tienen su lugar en la Historia. Han logrado algo inimaginable".

"Por ahora, Egipto no tiene un líder de futuro. El poder está en manos del pueblo"

Al fin, después de 18 días de constantes protestas en Egipto, Hosni Mubarak ha decidido abandonar el gobierno y deja la suerte del país en manos del Ejército. Ahora todo es júbilo y alegría en la calle. Sin embargo, ¿qué podemos esperar tras su salida?

A raíz de la salida de Mubarak del poder podemos esperar varios escenarios. En primer lugar, uno donde Omar Suleimán sea una suerte de 'ejecutor de transición', lo cual podría generar a mediano plazo que se convocaran unas elecciones en septiembre. Llegado este momento, se debería plantear qué fuerzas políticas participarían en estas elecciones y, sobre todo, qué papel jugaría el ejército en las mismas.
El otro escenario que podría tener lugar tras la salida de Mubarak, sería el reforzamiento del aparato represivo egipcio en la figura de Suleimán como alguien que tome el poder aprovechando la situación a pesar de las protestas populares. Si esto sucediera, veo otros dos escenarios posibles: o bien se calman las manifestaciones, o bien la situación desemboca en una guerra civil o un conflicto mayor. Por lo tanto, estos serían los tres escenarios posibles: transición hacia la democracia, continuidad del régimen egipcio en la figura de Suleimán, o guerra civil.
Sin embargo, no podemos obviar el poder que ha obtenido la gente al manifestarse en la calle y al lograr la renuncia de Hosni Mubarak. Con ello han logrado algo inimaginable hace un par de meses y con ese empoderamiento no será tan fácil para las fuerzas políticas imponer reglas en donde el pueblo no esté de acuerdo.

Ahora todo queda en manos del Ejército. Sin embargo parece que en la población existe una cierta inquietud. ¿Cuál cree que será su papel? ¿Favorecerán una transición ordenada que desemboque en unas elecciones libres el próximo mes de septiembre?

Es difícil dilucidar en este momento cuál será el papel del ejército. Podemos ver dos escenarios probables: en el primero, el ejército se mantiene como garante del Estado y del régimen haciendo una reforma light y nos enfrentaríamos hacia el gatopardismo. El segundo escenario más optimista es en donde el ejército co-ayuda a hacer la transición, compartiendo el espacio político con los civiles.
Ahora, no debemos olvidar que el régimen egipcio es esencialmente militar y probablemente no dejen de improvisto los puestos claves en el gobierno. Para consolidar una transición democrática completa, el ejército debería regresar a los cuarteles y dejar el gobierno en su totalidad en manos de civiles, pero este es un escenario demasiado ambicioso para que se dieran en un corto plazo.
De cualquier manera, y eso se relaciona a la pregunta anterior, el poder que ha obtenido hoy el egipcio de a pie, hará que cualquier maniobra en donde no estén de acuerdo se enfrente a una fuerte oposición y manifestaciones. Sin duda este elemento complejiza cualquier negociación cupular, por lo cual le será más difícil obviar las demandas populares.

"Celebrar elecciones no es suficiente; es necesaria una transición dentro del Ejército para que haya una verdadera democratización"

¿Realmente está preparado Egipto para una democracia?

Yo creo que sí. Si la calle está demandando democracia, es visible que sí están preparados y que son capaces. Negarlo me parece que es adoptar una postura colonialista en donde pareciera que por ciertos rasgos culturales o incluso genéticos los pueblos árabes o de Oriente Medio fueran incapaces de hacer cambios de régimen democráticamente. Sin embargo, se está viendo que son tan capaces que así lo están demandando, por lo que no se trata de una cuestión cultural sino ciudadana.

"Es difícil dilucidar el nuevo papel del Ejército; pero no podrá obviar las demandas populares"

Tras la salida del dictador, ¿ve algún personaje clave que pueda asumir el liderazgo del país?

Por el momento, en las manifestaciones no ha habido un líder. No sabemos si Wael Ghonim (bloguero ejecutivo de Google que salió recientemente libre tras ser detenido por la policía del régimen), puede ser considerado como un líder o como flor de un día. Mohamed ElBaradei (premio Nobel de la Paz) me parece que tampoco es un líder, porque ha pasado muchos años fuera de Egipto. Es casi un desconocido en su país; no tiene una base popular y regresó en una manera ciertamente oportunista, aprovechando la situación. Por lo que no podríamos hablar de un líder de futuro para el país. Por ahora, lo que estamos viendo es que el poder reside en una masa popular donde no hay una figura que destaque por encima del resto, lo cual hace que este movimiento sea políticamente muy interesante a diferencia de otros casos, como Irán en el 79, donde sí había líderes visibles que llevaron al país hacia una transición que desembocó en la actual República Islámica de Irán.

De no ser por Facebook y Twitter, ¿Mubarak seguiría en el poder?

Bueno, lo que podemos decir es que la importancia del Facebook, del Twitter y de las redes sociales en su conjunto está siendo fundamental. Está habiendo un gran cambio en este sentido, y no solo porque se estén usando para convocar manifestaciones. Lo que ha cambiado es que puede haber una politización en las redes sociales, algo que no ocurría antes con otros medios de comunicación. Sin embargo, lo verdaderamente fascinante es que nosotros podemos ser parte de las protestas, entre comillas, porque podemos seguir las revueltas en vivo a través de estas redes. Es decir, podemos formar parte de la historia sin estar presente. Y por ello, las redes sociales son parte fundamental para entender la nueva organización social; son un instrumento mucho más libre y democrático que cualquier otro. Tanto es así, que lo primero que hacen los gobiernos dictatoriales es censurar el uso de Internet. Sucedió en Egipto, donde la cadena de televisión estatal evitó imágenes de la revuelta, por lo que Twitter y Facebook fueron básicamente las herramientas de muchos egipcios para saber qué estaba pasando. Y eso, desde mi punto de vista, si supone una revolución radical.

"Egipto está listo para una democracia. Negarlo es adoptar una postura colonialista"

Miremos por un momento al futuro. Por un lado se habla del 'modelo de Irán' como una república islámica para Egipto. Sin embargo, hay muchas voces que también abogan por el 'modelo turco' de república laica. ¿Cree que algunos de estos modelos serían posibles en un país como Egipto?

Más que el modelo turco o el iraní, lo conveniente para Egipto sería el 'modelo egipcio'. Creo que la sociedad egipcia está lo suficientemente madura para explorar caminos propios. No obstante, Egipto ya tiene un alto grado de laicidad. No olvidemos que el actual régimen a pesar de ser dictatorial, es un régimen laico. Por tanto, no veo que un nuevo gobierno suponga una ruptura radical con este modelo. Por el contrario, creo que se enriquecería, con un gobierno democrático y un juego parlamentario mucho más participativo. No debemos tener miedo a ver un Egipto laico y en funcionamiento. Los temores sobre la islamización no tienen fundamento real. Son especulaciones al aire.
Por otra parte, le diré que el llamado 'modelo turco' es un modelo altamente militarizado. No olvidemos que, de cuando en cuando, los militares levantan la ceja cuando alguna medida del primer ministro turco Erdogan no les convence. Entonces, el problema en el Medio Oriente no es la religión, sino la militarización. Por lo que lo deseable para Egipto o para Oriente en su conjunto es una transición a la Latinoamericana; esto es, pasar de regímenes altamente militares a regímenes civiles. Un primer acercamiento sería, claro está, que haya elecciones libres. Pero después, el siguiente paso sería que, como ya apuntamos, el ejército regresara los cuarteles para vigilar la seguridad nacional, no para decidir el rumbo político del país o intervenir en los asuntos del Estado. Es decir, no puede haber una transición completa en Egipto si el Ejército no hace una transición completa. Y lo mismo sucede para el conjunto del Medio Oriente: no podrá democratizarse si el Ejército no vuelve a los cuarteles. De lo contrario, estaremos ante una democratización ad hoc, que es lo que sucede con el caso turco, donde es cierto que sí hay elecciones más o menos libres y hay un cierto juego democrático donde se nos presenta una cara laica, pero donde el ejército sigue controlando muchas de las decisiones del Estado.

Entonces, ¿no estaríamos realmente hablando de una democracia como tal?

Bueno, representaría una democratización ad hoc y no una verdadera democratización del Medio Oriente. Y esto es, precisamente, lo que quieren Estados Unidos y los gobiernos europeos. Es decir, que sí haya un cierto juego democrático donde se celebren elecciones, pero que el Ejército siga manteniendo el control del país por si, por ejemplo, algún gobierno decidiera nacionalizar el petróleo.
En definitiva, no basta con que se celebren elecciones. Debe haber una transición dentro del Ejército para que exista una verdadera democratización de Oriente. Porque si mañana los militares vetan que ganó el partido equis o el partido i, eso no es una democracia, es una pantomima.

"¿Modelo turco o iraní? Lo deseable sería el modelo egipcio. La sociedad está madura para emprender su camino"

¿Podría extenderse el llamado 'efecto Túnez' a otros países como Argelia, Siria, Marruecos, Libia, o incluso la propia Palestina?

Yo no soy partidario de la teoría del llamado 'efecto Túnez' o 'efecto dominó'. ¿Por qué? Porque lo que está sucediendo en Egipto viene de meses atrás. Tenemos en este sentido lo que sucedió en noviembre durante las fraudulentas elecciones al Congreso, lo cual generó un gran descontento y desconfianza en la población egipcia. Tenemos también un atentado en Alejandría a finales de diciembre en contra de la comunidad copta, lo cual desembocó en manifestaciones en Alejandría y El Cairo a favor de esta comunidad y del modelo de convivencia laico. Y en ese interciso ocurre lo de Túnez, que tiene su lógica propia. En cuanto a Palestina, en el caso de que se produjera una coyuntura similar a la que se vive ahora en Egipto –por ahora las manifestaciones han sido absolutamente prohibidas, incluso para apoyar al pueblo egipcio-, habría en primer lugar que ver cuál es la reacción en la calle. No olvidemos que en estos momentos hay una gran división entre la parte que representa Hamás en Gaza y la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania.

Pero, ¿no ve ciertas similitudes entre las revueltas en Túnez y Egipto?

Es cierto que los manifestantes egipcios se pudieron inspirar en lo sucedido en Túnez, pero el problema en Egipto es local; es el desgastamiento de un régimen combinado con el aumento de los precios de los alimentos, la caída del poder adquisitivo y la falta de oportunidades para los jóvenes. Entonces, en mi opinión no hay cabida para una teoría del dominó o un posible 'contagio' (seguramente en Arabia Saudí unas protestas así no tendrían éxito debido a que se trata de un régimen mucho más sólido que el egipcio), mientras que, por el contrario, sí podemos hablar de dos fenómenos que tienen lógicas propias que ocurren simultáneamente.

"No debemos tener miedo a un Egipto laico. Los temores sobre la islamización no tienen fundamento"

¿Cómo afecta la situación en Egipto a México?

Principalmente, a México le afecta por la cuestión del petróleo, cuyo precio ha ido aumentando desde que inició la crisis. En este sentido, no olvidemos que gran parte del petróleo de la Península Arábiga pasa por el Canal de Suez hacia Europa, lo cual está provocando alzas en su precio y ello puede repercutir también en el precio del petróleo mexicano. Pero no es solo la única consecuencia. Como anécdota histórica, sabemos que Nasser, al tomar el poder, pidió asesoría al gobierno mexicano de aquel entonces para formar el nuevo estado egipcio. Entonces, la relación entre México y Egipto de manera política, aunque nuestra transición ocurrió hace diez años, es vital para entender en un espejo lo que podría haber ocurrido en nuestro país hace una década de no haber tenido lugar una transición.

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EL EXPERTO
José Alberto Moreno Chávez es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y Doctor en Historia por el Colegio de México (COLMEX); se desempeñó como Fox International Fellow en la Universidad de Yale y actualmente es miembro del Posdoctorado del Colegio Internacional de Graduados Entre Espacios en la Universidad Libre de Berlín.


(En breve, la segunda parte de la entrevista con José Alberto Moreno Chávez, experto en Relaciones Internacionales, donde analiza la situación de Israel y el papel de Estados Unidos en el nuevo Egipto pos Mubarak)

martes, 8 de febrero de 2011

Diarios de un Vocho: Viaje a la Frontera (Parte II)


Insomnio en la calle Varsovia

4.00 AM

Calle Varsovia, Ciudad de México.

Es que no falla, oiga: la noche previa a subirme a uno de esos lápices de aluminio con alas, no pego ojo. Lo que se dice ni gota, vamos. Ni con infusiones de valeriana, ni remedios caseros de la abuela, ni con tu tía. Nada de nada. Y claro, aquella fría madrugada, como sospechaba, no iba a ser menos. De hecho, aún quedaban varios minutos para que saltara la primera de las cinco alarmas que había programado en el despertador, cuando decidí que ya no tenía nada que hacer entre las sábanas viendo los edificios desde la ventana. Así que di la última vuelta en el colchón y puse los pies en el suelo de la moqueta para arrastrarme cuan zombi por el departamento con los pelos revueltos, los ojos hinchados y rascándome la coronilla.

Caminé a tientas. Envuelto entre tinieblas, golpeándome aquí y allá y soltando algún que otro improperio en arameo. En la cocina, un inconfundible olorcillo a gas flotaba por el ambiente. Encendí la luz y vi que los platos sucios de la noche anterior aún permanecían sumergidos en el agua. Encima del refrigerador, el reloj del estéreo marcaba las cuatro de la madrugada con grandes cifras digitales en amarillo, mientras la cafetera comenzaba a regurgitar las primeras gotas de café caliente. Clap, clap, clap.
En las noticias aún no había nada extraordinario. Demasiado temprano, incluso para las desgracias. Seguí girando el dial sin encontrar nada y desde la puerta de la cocina observé el largo pasillo oscuro que llegaba hasta el balcón. Caminé a través de él con cuidado de no golpearme de nuevo sintiendo el suelo frío, helado, a mis pies. Corrí las cortinas y pude ver los rascacielos de Santa Fe en completo silencio durante unos minutos. En la calle no había ni un alma. Ni un coche, ni una voz. Nada. Solo una patrulla de Policía que pasaba con las luces encendidas por la avenida de Chapultepec y un gato negro que maulló tres veces para luego esconderse entre los botes de basura de un callejón oscuro.
La maleta ya estaba lista y puesta en la puerta. Regresé rápidamente a la cocina y terminé el café que había dejado a medias en una taza negra con la cara de Pedro Infante. El reloj digital marcaba ahora las cuatro y media de la madrugada. Abrí el ropero, agarré el abrigo de faena más robusto que tengo –una cazadora gris tipo bomber, con capucha forrada en piel y mil bolsillos donde guardar grabadora, libreta pequeña y demás menesteres- y puse el pasaporte del Reino de España en mi cartera junto a unas monedas desperdigadas y el boleto de avión para Monterrey. Era la hora de partir.

Llamé al ascensor y de inmediato aquella siniestra maquinaria se puso en marcha. Segundos después, y tras un sonoro clank metálico, el orificio de la puerta de hierro se iluminó. La abrí lentamente y entré. De nuevo, la caja de hierro impulsada por unos cables de acero se puso en marcha hasta dejarme en el lobby del edificio. Abajo, en el sofá de la entrada, el portero dormía plácidamente cubierto con una manta que le cubría hasta las cejas. Pasé por su lado con cuidado de no hacer ruido y abrí la puerta de madera de la entrada. Afuera, el cielo lleno de estrellas estaba abierto de par en par. El frío era desgarrador. Los mendigos se tapaban como podían con cartones y periódicos resguardándose en el portal del edifico de la Secretaría de protección de datos, y las prostitutas –o prostitutos- de la esquina habían terminado antes su jornada laboral dejando completamente solitaria y sin vida la concurrida calle Varsovia.

Tan solo en el callejón oscuro, el gato seguía maullando.

jueves, 3 de febrero de 2011

Diarios de un Vocho: Viaje a la Frontera (Parte I)


El Preludio: 'We will never forget it'

11.34 AM.

Oficina de la Border Patrol en Laredo, Texas.

Como si se tratara de una advertencia para todos los que allí formábamos una larga fila que salía hasta la calle, un enorme cuadro con la bandera estadounidense, las Torres Gemelas aún en pie, y el emblema "We will never forget it" presidía la sala. Se trataba de una habitación pequeña, con unas cuatro o cinco ventanillas donde sólo un agente aduanero atendía a cientos de personas con cara de cansancio. Para colmo, no había aire acondicionado y por el ambiente flotaba un olor a carne al pastor que ponía denso –más aún- la viciada atmósfera de aquella mini-oficina de la Border Patrol de los Estados Unidos de América. La tierra, dicen, de la libertad y las oportunidades.

Lentamente, y después de que el personal de la aduana hiciera un largo break para comer, la fila fue avanzando. Delante de mí, una señora rubia bien perfumada de unos cincuenta años de edad, hacía su mejor esfuerzo platicando en spanglish con uno de esos agentes con apellido Sánchez o Rodríguez, cara de latino a más no poder pero de nacionalidad gringa, que la miraba al otro lado de la ventanilla con cara de póker. "A mí que me estás contando", parecía pensar en inglés o en español, o en una mezcla de ambos. Sin embargo, a pesar de las malas sensaciones que aquella mirada inerte le transmitía, la güera no se daba por vencida y comenzó a sacar papeles de la bolsa mostrando unas facturas del recibo de la luz y el agua que acreditaran que, en efecto, era de confianza y merecía el Visado para entrar del lado estadounidense. "Mire Sir, yo estuve viviendo hace quince años en Fénix, Arisona, do you know?". Pero el agente seguía impasible y con su gesto de no me cuentes tu vida, hasta que acertó a decir con un tono ni sancionador ni compasivo, sino neutro, como si fuera la voz de una de esas máquinas expendedoras de tabaco: "Señora, usted tiene cuentas pendientes con la justicia de los yiu-e-sei. No ha pagado varias multas por conducir en estado indebido".

La güera empalideció al momento. "No, mister… mire… eso fue hace many yiars agó. Plis, tiene que entender". Pero ciertamente, comprender a las personas no era el trabajo de aquel agente. Así que con un leve suspiro sacó del cajón el sello de 'entrada denied' y se lo estampó sin parpadear siquiera. ¡Pom! Permiso denegado. Por lo que a aquella mujer que había delante de mí, de unos cincuenta años y con su perfume de gala, no le quedó más remedio que recoger sus facturas y sus lágrimas por no poder reunirse de nuevo con su marido allá del otro lado y abandonar la fila entre sollozos, mientras el oficial de apellido español y cara de póker me hacía un gesto seco con la mano y gritaba: "¡Next!".