domingo, 25 de septiembre de 2011

Conversación con el cronista (2ª parte)


"La Catedral no solo se queda en 'lo español'; también forma parte de la historia del México independiente"


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El mesón del Casino Español está en la primera planta. En la entrada, tras pasar por la sala de exposiciones de pinturas al óleo, un jamón de jabugo a medio cortar sobre una tabla de madera da, junto a unas obras del artista catalán Joan Miró colgando de las paredes, la bienvenida a los comensales. El restaurante es amplio, limpio. Está compuesto por una barra de bar y dos meseros con chaleco y pajarita de toda la vida que sirven cañas de cerveza a diestro y siniestro; y varias decenas de mesas ‘vestidas’ a partir del mediodía con mantel, plato al centro, cubiertos a la derecha, y copas a la izquierda. Afuera, en el patio, los socios fuman habanos y platican animosamente mientras beben brandy y golpean de vez en cuando -¡pam!- las fichas del dominó contra la mesa para desmoralizar al adversario.

"En México, el conquistador hizo lo que cualquiera: barrer con todo y levantar su ciudad"
El mestizaje
“La Catedral Metropolitana simboliza a la perfección el mestizaje; el nacimiento de un nuevo mundo” –contesta este admirador confeso de Sor Juana Inés de la Cruz “por su brillantez de pensamiento” tras dar un ligero sorbo de la copa de vino y entrando de lleno a la pregunta de por qué, en su opinión, es tan especial este monumento que si bien supuso el comienzo de una nueva era, también fue el principio del final para una civilización como la azteca, la cual vio como sus deidades, aquellas que habían premonizado el nacimiento de “un pueblo grande y poderoso” sobre la gran Tenochtitlán, fueron arrasadas-.
“Es cierto que hay quienes la asocian únicamente con la conquista, con los años de la colonización. Pero, en realidad, el conquistador hizo lo que cualquiera hubiera hecho en cualquier parte del mundo: barrer con todo y levantar una ciudad a su gusto. Y no solo barre, sino que es al nativo a quien le toca destruirlo todo. ¡Imagine el sufrimiento de esas personas a las que les tocó destruir su propio centro ceremonial! No obstante, al margen de todo esto, la realidad es que la Catedral no sólo se queda en ‘lo español’, sino que ésta también forma parte de la historia del México independiente”, apunta Vega ajustándose los lentes con montura bañada en oro y apuntando a “la ignorancia” como la gran culpable de los prejuicios. “Yo nunca culpo a las personas –se explica-. Yo culpo a la ignorancia. Ella es la auténtica responsable de que no razonemos, que no pensemos en positivo. Al contrario, hace que siempre estemos criticando sin pensar, diciendo mal las cosas. De ahí que nos la pasemos ‘maldiciendo’. Pero lo cierto es que los mexicanos somos una fusión y, como tal, debemos admitirla. No podemos negar nuestros nombres, nuestros apellidos, nuestro idioma, nuestra religión… E igual pasa, por desgracia, con los indígenas mexicanos, a los cuales se les tiende a despreciar. Sin embargo, lo que muchos no saben es que éstos, con su cultura y su religiosidad, son poseedores de una gran sabiduría. Y esa sabiduría es la que se debe respetar”. (continuará)




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UNA OBRA MAGNA

La Catedral Metropolitana se construye desde 1573 hasta 1813, demorando doscientos cuarenta años. Consta de 40 columnas, 64 arcos, 174 ventanales, 15 capillas y 2 altares. De pared a pared mide 110 metros en el interior y 122 metros y medio en el exterior; del suelo hasta la bóveda hay 30 metros de altura. Don Pedro Moya de Contreras, tercer arzobispo de México, pone la primera piedra para levantar los muros.
El tiempo promedio para la construcción de una catedral solía ser entre 30 y 50 años. Sin embargo, explica el cronista Carlos Vega, en el caso de La Metropolitana "el Rey de España tuvo el mal tino de encargar todo lo referente a la construcción de ésta al Virrey de turno. Y claro... aquí hubo 62 virreyes. A un promedio de 4 años, nos da 240 años. De ahí que, debido a la burocracia, la construcción demorara siglos".

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LA CATEDRAL EN IMÁGENES



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Texto y fotografía: ManuVpC

martes, 13 de septiembre de 2011

Conversación con el cronista (1ª parte)



"Nadie ama lo que no conoce". Por ello, para Carlos Vega, cronista de la Catedral Metropolitana de la ciudad de México es imperativo enseñar a los jóvenes a respetarla y valorarla "frente a los semidioses que les vende la sociedad y la televisión". 


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Por Manu Ureste
Puntual como el reloj que mide el transcurrir del tiempo sobre los pilares que sostienen el peso de la Catedral Metropolitana, don Carlos Vega arriba a la cita a las catorce horas en punto. Ni un minuto más, ni un minuto menos. La entrevista es en el Casino Español de la ciudad de México. Un edificio con solera que data del año 1905; construido en dos niveles a partir de una fachada rica en componentes arquitectónicos y ornamentales, y anclado  en la calle Isabel La Católica, a tan solo un par de cuadras –bajando por el corredor Francisco I. Madero– del zócalo capitalino.
 Don Carlos tiene setenta y siete años de edad. Pero evoca un entusiasmo y optimismo que desafían al tiempo. Su paso es erguido, elegante. Y su aspecto pulcro, dedicado. Hace años que peina las canas hacia atrás, desprende un agradable olor a perfume con ligeros toques de madera, y viste un traje fino de color gris claro que complementa con una camisa blanca inmaculada que abotona hasta el cuello, unos zapatos negros tal vez italianos recién boleados, y una corbata sin estampados que le otorga un distinguido aire académico. Aunque lo suyo, como él mismo explica para ir rompiendo el hielo mientras le echamos un vistazo a un retrato tamaño real del monarca Alfonso XIII de Borbón que preside la sala de exposiciones del Casino, siempre fue  la comercialización de perfumes por las múltiples tiendas del casco antiguo. Su casa de toda la vida.


¿Sabías qué?
La Catedral Metropolitana de la ciudad de México está dedicada a la Asunción de la Virgen María
 
Sed por aprender
“Empecé a trabajar desde muy pequeño en un negocio propio de perfumes. Sin embargo, la sed por aprender siempre me ha acompañado a lo largo de mi vida”, explica nada más sentarse a la mesa el cronista y experto en simbología de la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, uno de los monumentos religiosos más antiguos e importantes de toda América Latina, cuya construcción se prolongó la friolera de doscientos cuarenta años, desde 1573 hasta 1813, y cuyas entrañas guardan los secretos de la civilización azteca.
“Recuerdo –continúa con su presentación luego de recomendarme como entrantes una ensalada de cítricos, sopa de cebolla y una jarrita de vino tinto de la casa–  que cuando empecé a trabajar en el centro histórico viendo almacenes, farmacias, perfumerías y demás, a veces me metía en alguna iglesia porque hacía mucho calor y quería descansar un rato. Y ahí fue donde empezó a interesarme mucho estos monumentos”. Luego, los años y la curiosidad por esos edificios que guardan siglos de Historia y de historias fueron materializándose en cursos de antropología que completó “sobre la marcha” y “leyendo, leyendo y seguir leyendo”. Así, hasta que un día el presidente de la comisión de arte sacro lo invita a que le dé promoción cultural a la Catedral Metropolitana.
“En aquel entonces –corta ahora con el cuchillo la col de la ensalada en cuadritos para mezclarla con la zanahoria rayada y los gajos de naranja– yo dije: bueno, la Catedral ya la conozco… pero darla a conocer es otra cosa muy distinta. Por ello me puse a estudiar, y como siempre he  trabajo en ventas, se me hizo tal vez más sencillo dar las guías; de esto que te cuento hace ya quince años. Y en eso estoy”. (continuará)


La Catedral en el tiempo

1.524 
Inician construcción de primera Catedral

1.562
Don Antonio de Montúfar pone la primera piedra de la segunda y actual Catedral Metropolitana

1.625
Mandan destruir primera Catedral

1.667
La Catedral es concluida por dentro (bóvedas) siendo virrey don Tomás Sebastián de Lancera

1.813
Terminan las obras de la actual Catedra, 240 años después.