viernes, 25 de julio de 2008

Reportaje pobreza extrema en México



Caminito de piedra: crónica desde la pobreza más extrema de México

México vive entre dos mundos. Entre escuelas privadas de calidad y tasas de analfabetismo de hasta un 20%. Así lo aseguran en su último informe el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, organismos que destacan que el país cuenta con la distribución del ingreso más desigual del mundo.

Manuel Ureste / Veracruz (México)
En México la verdad se oculta porque parece mentira. Aunque para 60 millones de mexicanos vivir en el umbral que separa la pobreza y la miseria extrema se ha convertido en una realidad cotidiana.
Una realidad a la que el Estado de Veracruz no es ajena. Así, a tan sólo 20 kilómetros de Córdoba -una de las ciudades más desarrolladas de éste- y a una hora de autocar del turismo de las playas de Boca del Río, municipios como Chocamán lanzan una llamada de auxilio a navegantes para dotar de recursos a aquellas comunidades que hacen de la dignidad su único medio, y de la esperanza su futuro más incierto.

“Diagnóstico: pobreza”

Federico Asensio Corona tiene 86 años y muy poco que echarse a la boca. Viste una camisa amarillenta de manga corta que abrocha hasta el cuello, y mete con escrupuloso cuidado por dentro del pantalón. “Un hombre se viste por los pies”, debe pensar. Se mantiene lúcido a pesar de la edad, aunque ya no recuerda desde cuándo su poblada cabeza y sus espesas cejas comenzaron a vestir las primeras canas. El paso de los años le tintaron de gris el pensamiento.
Federico estrecha la mano con fuerza. El tacto de sus huesudas manos agrietadas habla de años de trabajo y de campo. Sus uñas están colmadas de arena, y sus pies destrozados parecen cuestas de piedra llenas de fango. A pesar de todo, él lo intenta. Aún y cuando su débil mirada ya no distingue a quien más le quiso. Todavía me mantengo fuerte; tengo mucha energía, afirma sonriente y olvidando por un momento que su esposa ciega está muy enfermita y que la casa carcomida en la que sobreviven quizá no aguante una tormenta más. “Cuando Diosito lindo le da a uno esta vida...” hay que aceptarla como viene, afirma sin terminar la frase, cabizbajo y resignado a su suerte final, pero manteniendo al frente el orgullo que le brinda la dignidad. Aquel que todavía guarda con recelo en su difusa y ya apagada mirada.

La historia de Federico forma parte del “diagnóstico real y fiable” que el Ayuntamiento de Chocamán (Córdoba, Veracruz) está elaborando para tratar de dar salida a aquellas situaciones de pobreza extrema que muchas familias de las comunidades colindantes a este municipio viven desde hace generaciones.
Ellos, los ciudadanos, denuncian que son mucho más que una papeleta metida en una urna. Son personas. Así lo reivindica la situación de hombres como Leonardo López, o como Pedro López Vázquez, de 54 y 72 años respectivamente y vecinos de la minúscula colonia de Rincón Pintor, que viven en función de la generosidad del campo y de un raquítico salario de 60 pesos (unos 3,7 euros) la jornada para mantener a una familia de hasta siete hijos en el caso del primero.
“Sabemos que son muchas las necesidades”, admite de inmediato Octavio Sánchez Eugenio, director de Protección Civil y del servicio de Ecología de la Administración municipal de Chocamán, quien en este sentido hace hincapié en la escasez tanto de recursos materiales, como de financiación para proyectos productivos, así como en los “gravísimos problemas de salud” que padecen los vecinos de comunidades como Tetla, Rincón Pintor, o Matlalapa.
Colonias que escupen la verdad de las calles y su miseria, que en muchos casos apenas están separadas por unos kilómetros de distancia del paisaje globalizado de Córdoba, y a una hora de la opulencia turística macro-hotelera de las playas de Veracruz y Boca del Río. “El objetivo de este Ayuntamiento es obtener los recursos suficientes por parte de las autoridades estatales, federales y locales para poder hacer frente a este ‘boom’ de la pobreza extrema y canalizar la financiación para las familias más necesitadas”, explica el funcionario, quien no obstante advierte que aunque no se va a excluir a nadie de las ayudas, “la gente tiene que entender que sí existen prioridades”.


Proyectos para la confianza

Una de esas prioridades es el caso de Federico y su anciana mujer discapacitada. Su situación es extrema. Sin una casa que los proteja de las fuertes lluvias, sin un sustento económico, y sin una asistencia sanitaria que les garantice una vida digna, el único recurso al que pueden agarrarse es a la solidaridad de la mano amiga y a los proyectos que recientemente está poniendo en marcha el Ayuntamiento de Chocamán.
“Hasta el momento se han construido siete casas para esos casos extremos. Y vamos a seguir construyendo más”, explica al respecto el director de Protección Civil, que en este sentido añade que la materialización de estas nuevas viviendas “ha sido fruto de un trabajo en colaboración con agentes municipales y voluntarios de las comunidades rurales, muy efectivo, muy bueno y muy bien intencionado. Estamos tratando -reitera- de hacer frente a esta situación para que la gente se sienta con confianza”.
Por el momento, la Administración que dirige el profesor Esteban Escamilla ha destinado en los seis meses que lleva en el Gobierno unos 50.000 pesos (3.1160 euros) para la protección civil de los vecinos de comunidades como las citadas Tetla, Rincón Pintor, o Matlalapa entre otras. Una cifra que se ha visto incrementada notablemente gracias a la solidaridad del pueblo y a la liberación de despensas, mantas, láminas y alimentos de primera necesidad.
“Nunca antes había visto tal demostración de solidaridad. La gente apoya a otra gente que no tiene absolutamente nada. Lo hacen con comida, agua, servicios de salud, prestando sus espacios para vivir, dando apoyo moral...”, indica el director de Protección Civil, que asimismo explica que son los propios vecinos los que se encargan de trasladar a aquellas personas ancianas o con alguna discapacidad hasta el Ayuntamiento para que puedan ser atendidos. “La solidaridad brinda a la gente el apoyo necesario para salir del momento crítico”, indica el funcionario.


“Las rocas nunca te avisan”

Sin embargo, la solidaridad rara vez suele ser suficiente. Ni llena platos a diario. Por ello, el gobierno municipal ya ha solicitado a las autoridades pertinentes una mayor cantidad de recursos con los que poder hacer frente a problemas como el de la educación. Especialmente, en comunidades donde los estudiantes tienen que recorrer a pie hasta cinco kilómetros para acudir a las clases de secundaria. Cinco mil metros de camino que, como indica Sánchez Eugenio, constituyen un espacio muy peligroso por la delincuencia, la drogadicción, los derrumbes, y porque, en efecto, “las rocas nunca te avisan cuándo van a caer”. Por ello, adelanta el responsable del área de Protección Civil de Chocamán, ya se está gestionando el proyecto para la creación de una carretera asfaltada que sustituya a los interminables caminos de piedra, y permita el acceso a la entrada de recursos de apoyo, y de vigilancia.

¿Y mi casa?

Federico alza la cabeza y pregunta en voz baja a los funcionarios municipales para cuándo estará lista su nueva casa. Éstos responden que, si la climatología así lo permite, la tendrán en apenas tres días. Federico entonces sonríe. Agradece la visita y alza la mano al cielo mientras pide a Dios que les bendiga y ayude en lo posible. Entra de nuevo en su casa y echa a un lado el trozo de madera putrefacta que lo protege del exterior. Hoy ha habido suerte. Algo cuece en el interior de una vieja olla oxidada. Es hora de alimentar lo que aún queda de esperanza.

4 comentarios:

carmen moratalla dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
carmen moratalla dijo...

Las personas nunca sabemos estar agradecidas del tipo de vida que llevamos, la cual, cada uno elije. Pero cuando cuentas la historia de Federico, abro los ojos y miro a mi alrededor...qué más podemos pedir??

Comienza la cuenta atrás para su nueva casa. Mantennos informados, a ver si esta pareja obtienen más que una casa, un techo donde cobijarse.

Saludos Manué

Anónimo dijo...

PUES MANU!!!

ME CAUSARON MUCHAS EMOCIONES TU REPORTAJE... EN VERDAD ME GUSTO... HUBO MOMENTOS EN LOS QUE SENTI QUE IBA A LLORAR...

UNO COMO CIUDADANO QUE VIVE EN UN ESTRATO SOCIAL MEDIO NO ESTA CONCIENTE O TAL VEZ NO MUESTRA O INTENTAMOS NO MOSTRAR INTERES DE TODO ESTE NIVEL DE POBREZA Y MUCHO MENOS UNO QUIERE PENSAR QUE SE ENCUENTRE TAN CERCA DEL LUGAR EN QUE VIVIMOS EN NUESTRA BOLITA DE CRISTAL...

Juan M. Cazorla dijo...

Estaba pensando poner un comentario profundo y melancolico en el que resaltar las diferencias entre estratos sociales pero, para que intentar mejorar algo que ya de por si es bastante bueno?

Me quito el sombrero