PARTE 1: 'En mi casa se me respeta'
Ciudad de México.- Y allí estaba yo. Como uno más dentro de la 'chamacada'. No importaba ni la apariencia, ni el marcado acento del otro lado del charco, ni la particular forma de pronunciar las eses de Es(sh)paña. En aquel autobús repleto de elásticas verdes de la Selección Tricolor, la mía era una más. La número 12.
A eso del mediodía el autocar nos deja en el Zócalo de Ciudad de México. Los adornos patrios en conmemoración a Hidalgo y compañía le dan un toque festivo a una urbe castigada por el tráfico masivo y el reciente azote de las inundaciones.
Banderas de todos los tamaños con el clásico 'Viva México' ocupan cualquier esquina de una urbe de más de 20 millones de capitalinos. A uno y otro lado de la banqueta, los vendedores de taquitos al pastor lucen grandes sombreros y hacen pronósticos sobre el resultado final del partido. Algunos hablan de tres goles a cero. Otros van más allá y juran que los hondureños se llevan cinco para casa. Mientras que alguno que otro comenta casi por lo bajo y entre dientes que no había que confiarse demasiado. No fuera a ser que les dieran un “aztecazo".
Tras la comida en un restaurante supuestamente chino-mexicano, paseamos por la zona próxima al Museo de Bellas Artes. Las elásticas verdes inundaban hasta la exposición de El Greco. De vuelta a la calle, nos dirigimos otra vez al Zócalo. Pero allí no había rastro del autobús. En su lugar, una treintena de hondureños se fotografiaban con banderas blanquiazules y gritando sin ningún reparo el nombre de su país, tan castigado últimamente por la política.
De inmediato se crea un pequeño revuelo enfrente de la Catedral Metropolitana. Aficionados del Tri se aproximan hasta sus rivales deportivos. Entonces, un señor de unos cuarenta, chaparrito y muy poca cosa, se pasea por delante de los hondureños sacando pecho. Los mira fijamente y les muestra la portada de un diario deportivo con un luchador enmascarado y un titular que dice con letras gigantes: “En casa se me respeta“. Los hondureños, por su parte, responden elevando el volumen de los cánticos hacia su selección. La provocación deportiva había dado su resultado.
El 'secuestro'
La aglomeración de gente es cada vez mayor. La policía capitalina acude de inmediato al lugar para montar un mini operativo de seguridad en torno a los hondureños. Mientras tanto, los celulares empiezan a sonar con mensajes y llamadas. Noticias inquietantes llegaban desde escasos kilómetros del centro del DF. Un avión había sido supuestamente secuestrado en el aeropuerto internacional Benito Juárez por unos bolivianos. Sin embargo, en el Zócalo sólo se hablaba de futbol.
Ahora son los mexicanos los que se lanzan primero a la carga con vivas a la patria y a la selección que dirige el 'Vasco' Aguirre. Por su parte, los hondureños responden lanzando un directo a la barbilla recordando el 3-1 del partido de ida en Tegucigalpa. Entonces, el señor chaparrito eleva la tensión y comenta con otros aficionados que allá en Honduras siempre tratan mal a los mexicanos. Que algo había que hacer al respecto. Levanta la mano y pide al público azteca que lo siga. De su garganta empiezan a salir cánticos un tanto subidos de tono que los hondureños contestan con nuevos vítores a su país. Se acercan unos a otros y un policía saca rápido las manos del chaleco antibalas en un gesto nervioso, electrizante. La tensión se puede cortar en un ambiente ya de por sí cargado en Ciudad de México.
En los celulares de nuevo las noticias. El secuestrador del vuelo procedente de Cancún había sido detenido y tanto pasajeros como tripulación estaban a salvo. El agente, ya más relajado, vuelve a meter con calma sus manos entre el chaleco: hondureños y mexicanos se abrazaban para una foto del recuerdo entonando al unísono aquello de 'Canta y no llores'.
Ya es hora de ir al autobús. Queda una hora y media para llegar al mítico estadio Azteca. Y empieza a diluviar.
No te pierdas en breve la segunda parte...
5 comentarios:
Buenísmo!! Te gustó el DF? Bueno, auqnue no hayas visitado mucho, pero el centro es una parada obligada. No tardes con la segunda parte!
Saludos!!
Dónde están??? Dónde están los hondureños que nos iban a ganar???
Excelente Manu!!! ya te había comentado que me había gustado tu crónica, aunque aquí la veo sin ediciones eh!!!
Cuidece!
Hasta pareces mexicano! NO! ERES MEXICANO!!! JEJEJE
Un beso!
Pues Macho... Que te puedo decir, la verdad tienes una buena redacción, en general un tipo honesto, y dedicado... Ya te habras dado cuenta que al mexicano en general le falta mucho por crecer, pero a veces, somos tan unidos... Aunque el problemas es que solo sea por 90 minutos... Después, la vida sigue, y las hipocrecias también...
Pero algunos pensamos diferentes, y tratamos de sacar el pecho siempre, no nada más cuando 100 mil almas cantan el himno nacional...
Saludos!
te odio te odio ¬¬, pero hay un dios jajaja saludos gooooooooool!
También llamado "El Gigante" por nuestro amigo Andres Calamaro, y nada mas y nada menos, compatriota de Maradona.
A mi me impactó la primera vez que lo ví. No cabe duda que ahi dentro se vive 100% la afición mexicana.
saluditos desde tu tierra..
Naita
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