jueves, 27 de octubre de 2011

Diarios de un Vocho: Tulum, la ciudad amurallada (parte I)


En la época prehispánica esta ciudad maya era conocida con el nombre de Zamá, que significa 'amanecer'. No sería hasta los años de su decadencia (estiman que allá por el año 1,500 de nuestra era) cuando empezó a conocerse como Tulum, que signifca 'muralla'. 

Unos conversan fumando tranquilamente un cigarrillo; otros, prefieren leer el diario en silencio. Se trata de un grupo de no más de diez tricicleteros que esperan sentados sobre el sillín de su herramienta de trabajo a que la mañana espabile bajo la generosa sombra de un toldo color azul ya desgastado. Aún no dan las nueve de la mañana pero el calor es sofocante, plomizo. Camino por la calle Juárez en dirección al muelle. Esquivo hábilmente a los primeros touroperadores que salen en busca de turistas de ropa surfera y sombrero tipo Panamá para ofrecerles insistentemente excursiones a Chichen-Itza y me dirijo en dirección al muelle hasta llegar al cruce con el famoso bulevar de tiendas y restaurantes que hay en la Quinta Avenida de Playa del Carmen. Allí, a un costado de la entrada principal de la estación de autobuses, junto a las primeras tiendas que abren sus puertas, un tipo que viste pantalón corto, chanclas desvencijadas y playera blanca sin publicidad, permanece sentado sobre una caja de madera con los brazos cruzados sin perder de vista el tenderete de periódicos que vende entre los taxistas de la base que hay delante de la parroquia de inmaculada fachada blanca de Nuestra Señora del Carmen.

Nueve de la mañana. Le echo un vistazo a algunas de las portadas y paso de largo sin comprar ningún ejemplar para entrar a la central. Me planto delante del mostrador acristalado y pregunto si aún estoy a tiempo de tomar el próximo autobús con destino a las ruinas arqueológicas de Tulum. Pago ciento veinte pesos por un boleto de ida y otro con la vuelta abierta hasta las seis de la tarde y subo con el motor del autobús ya calentando válvulas y el voceador dando los últimos gritos anunciando la ruta. De inmediato, el chofer cierra la puerta hidráulica y mete marcha atrás. Ocupo el asiento número treinta y reclino ligeramente el respaldo. El aire acondicionado me reconforta. Saco el desgastado cuaderno de notas de la mochila y trato de apuntar algo a pesar de los pronunciados topes y los baches de la carretera. A los cinco minutos de iniciar el viaje, un par de micropantallas de televisión se despliegan haciendo un ruido metálico y a continuación comienza a desarrollarse la trama de la típica película de Hollywood donde Estados Unidos está en grave peligro de ser atacada y el presidente de turno advierte a los suyos en un solemne discurso de que tiempos oscuros acechan a la unidad del país para terminar su alocución con el infaltable Good Bless America. Tras la escena sonrío y miro por la ventana panorámica. El paisaje es siempre el mismo, pienso. Verde y más verde. La densa selva se extiende a ambos lados de la carretera y tan solo la fastuosa fachada de algún complejo hotelero interrumpe la monotonía de kilómetros de vegetación.


Tulum fue la primera ciudad maya avistada por los españoles en siglo XV.
Una hora después, tras pasar primero por los eco-parques de Xcaret y Xel-Há, llegamos a la pequeña estación solitaria que hay junto a la carretera federal de la zona arqueológica de Tulum (a tan solo unos kilómetros más se encuentra el municipio que lleva el mismo nombre). Nada más descender por las escalerillas del autobús siento cómo la camiseta se me pega de nuevo a la espalda. El sol me abrasa la frente. Compro una botella pequeña de agua en uno de los muchos puestecillos de artesanías y artículos varios que me voy encontrando y comienzo a caminar a paso ligero hasta la plazoleta de donde parte el llamado 'trenecito' que, en realidad, es un tractor que tira de dos plataformas metálicas techadas con asientos y ruedas. Pago veinte pesos por el corto trayecto de ida y vuelta y llego a la entrada del recinto que da acceso al yacimiento. En la fila para comprar el boleto de entrada libre por cincuenta y un pesos (prefería ir por mi cuenta), un grupo de turistas de cuatro personas hablan entre sí y comentan malhumorados que pagaron seiscientos cincuenta pesos por un guía particular, cuando en la entrada del recinto un pizarrón con los precios oficiales les ofrece el mismo servicio por quinientos. Adquiero mi entrada (mexicanos con IFE, jubilados, estudiantes y menores de trece años, no pagan) y accedo a la zona arqueológica por un camino donde una impresionante iguana acostada sobre una piedra maciza me da la bienvenida a esta tierra que allá por entre los años 1,200 y 1,400  de nuestra era vivió su época de máximo esplendor como uno de los puertos comerciales más importantes de lo que hoy conocemos como la Ruta Maya. continuará.


Por los registros hallados en murales dentro de la ciudad maya, se piensa que Tulum fue un importante centro de culto para el llamado 'Dios descendente'. En la imagen, la 'Casa de las columnas'.

Texto y fotografías: @ManuVPC

5 comentarios:

LyzM dijo...

Me fascina como describes, lo que miran tus ojos!!!

Te AmOoOoOo mi vida!!!

Manu Ureste dijo...

Gracias amor por estar a mi lado, acompañándome siempre en el camino.
Te amoOoOoO :-)

El Eskimal dijo...

Este pinta bueno Manu, esperaré la continuación. A ver si tu te conviertes en mi motivador viajero, jeje. Me gustan las explicaciones hasta en lo mínimo. Asiento 30, quiénes pagan, quiénes no. Las revistas esperando quien las lea. El Dios bendiga a América. Saludos.

Manu Ureste dijo...

Qué pasó buen amigo Eskimal. Ojalá y a través de mis palabras encuentres a ese viajero que hay en ti jejeje De todas formas, si lo que lees en este Diario de un Vocho no termina por animarte a agarrar la mochila de inmediato, échale un vistazo a las fotos y creo que terminarás por convencerte. Tulum es hermoso por su paradisiaca playa y por la historia de sus ruinas de tiempos (ya muy) remotos. Te mando un abrazo muy grande, nos seguimos leyendo. Por cierto, ya publiqué la segunda parte y en breve iré posteando el resto de la crónica.

la MaLquEridA dijo...

Buen inicio de paseo verde lleno de verde.