martes, 1 de marzo de 2011

Diarios de un Vocho: Viaje a la Frontera (Parte IV)



En el Aeropuerto

8.15 AM
Aeropuerto Internacional de Toluca (Estado de México)

Las manos me empezaban a sudar. Eran las ocho y cuarto de la mañana aproximadamente y estaba previsto que el vuelo de Volaris número XY3Z con destino a la ciudad de Monterrey despegara en cosa de cinco minutos. Atrás había dejado el trayecto entre la estación de Observatorio y el Aeropuerto Internacional de Toluca. Un trayecto que, a pesar de la tardanza del Metro –según mi cuaderno de abordo éste debía llegar a Sevilla a las cinco en punto de la madrugada cuando arribó media hora más tarde (anotación: no contaba con que el convoy, efectivamente, iniciaba su recorrido a las cinco… pero desde la estación de Pantitlán, como unas diez estaciones de distancia de donde yo me encontraba)-, pude completar de acuerdo a los planes iniciales gracias a que el mini-autobús de la compañía Caminante se había retrasado unos diez minutos ante la falta de clientes. Sin embargo, como sospechaba en el capítulo anterior, tuve que correr. Y mucho. Tanto como mis piernas y mi sentido del ridículo me permitieron para salir como una bala del convoy, buscar la terminal de autobuses -que para colmo no estaba dentro de la estación del Metro sino en la central que hay enfrente-, plantarme delante del mostrador con el aliento justo para decir hola buenos días tenga usted señorita, deme un boleto para el próximo camión que salga por favor, pagar los ochenta pesos, subir el equipaje al camión medio vacío, respirar aliviado mirando el reloj, echar una cabezadita en el camino a pesar de las numerosas curvas de la pista México-Toluca, y en una hora exacta llegar al aeropuerto. Y todo, como les decía, justo a tiempo.

Ya en el aeropuerto de Toluca uno nota de inmediato la diferencia con el mega-monstruo Juárez del Distrito Federal. El de la capital del Estado de México es un aeropuerto cómodo. Práctico. Ideal para turistas con pocos sellos en su pasaporte: sin grandes complicaciones, ni veinte terminales por las que correr como un loco con espumarajos saliéndote por la boca en busca de tu puerta de embarque. Aquí no. En este caso la cosa es bien sencilla: el transporte te deja en el estacionamiento, entras por la puerta principal de salidas nacionales –la única que hay-, localizas tu compañía aérea entre los mostradores del pasillo, esperas entre cinco y diez minutos en la fila –tal vez un poco más en un lunes a primera hora de la mañana-, facturas tu equipaje y… listo. El avión te espera.
Como a mí me esperaba el mío. Arrancadito ya en la puerta de embarque número tres. Con las escalerillas de metal ya instaladas, los pasajeros abordando con cara de sueño, y las aeromozas en la puerta del aparato dándote la bienvenida con el diario en la mano y deseándote de todo corazón con su sonrisa más ensayada que, por favor, "disfrutes del vuelo".

Fotografía: ManuVpC

2 comentarios:

LyzM dijo...

Hola Moshooo!!!!!!!!!

Y comienza la acción..... al abordar el avión...
Solo de acordarme de tu carita.... mmm mi vida!!!,


Muy buenoooo!!!!!....... Excelente!!!! diria yoooo...

Te AmOoOo cielo!!!!!!!

Manu Ureste dijo...

jajaja sí amorr! ya sé, mi carita de pajarico espantao!!! Menos mal que hay alguien que mantiene la calma por los dos...!! :-)
Muchas gracias mosha; en breve, la siguiente parte.

Te amo!