jueves, 3 de febrero de 2011

Diarios de un Vocho: Viaje a la Frontera (Parte I)


El Preludio: 'We will never forget it'

11.34 AM.

Oficina de la Border Patrol en Laredo, Texas.

Como si se tratara de una advertencia para todos los que allí formábamos una larga fila que salía hasta la calle, un enorme cuadro con la bandera estadounidense, las Torres Gemelas aún en pie, y el emblema "We will never forget it" presidía la sala. Se trataba de una habitación pequeña, con unas cuatro o cinco ventanillas donde sólo un agente aduanero atendía a cientos de personas con cara de cansancio. Para colmo, no había aire acondicionado y por el ambiente flotaba un olor a carne al pastor que ponía denso –más aún- la viciada atmósfera de aquella mini-oficina de la Border Patrol de los Estados Unidos de América. La tierra, dicen, de la libertad y las oportunidades.

Lentamente, y después de que el personal de la aduana hiciera un largo break para comer, la fila fue avanzando. Delante de mí, una señora rubia bien perfumada de unos cincuenta años de edad, hacía su mejor esfuerzo platicando en spanglish con uno de esos agentes con apellido Sánchez o Rodríguez, cara de latino a más no poder pero de nacionalidad gringa, que la miraba al otro lado de la ventanilla con cara de póker. "A mí que me estás contando", parecía pensar en inglés o en español, o en una mezcla de ambos. Sin embargo, a pesar de las malas sensaciones que aquella mirada inerte le transmitía, la güera no se daba por vencida y comenzó a sacar papeles de la bolsa mostrando unas facturas del recibo de la luz y el agua que acreditaran que, en efecto, era de confianza y merecía el Visado para entrar del lado estadounidense. "Mire Sir, yo estuve viviendo hace quince años en Fénix, Arisona, do you know?". Pero el agente seguía impasible y con su gesto de no me cuentes tu vida, hasta que acertó a decir con un tono ni sancionador ni compasivo, sino neutro, como si fuera la voz de una de esas máquinas expendedoras de tabaco: "Señora, usted tiene cuentas pendientes con la justicia de los yiu-e-sei. No ha pagado varias multas por conducir en estado indebido".

La güera empalideció al momento. "No, mister… mire… eso fue hace many yiars agó. Plis, tiene que entender". Pero ciertamente, comprender a las personas no era el trabajo de aquel agente. Así que con un leve suspiro sacó del cajón el sello de 'entrada denied' y se lo estampó sin parpadear siquiera. ¡Pom! Permiso denegado. Por lo que a aquella mujer que había delante de mí, de unos cincuenta años y con su perfume de gala, no le quedó más remedio que recoger sus facturas y sus lágrimas por no poder reunirse de nuevo con su marido allá del otro lado y abandonar la fila entre sollozos, mientras el oficial de apellido español y cara de póker me hacía un gesto seco con la mano y gritaba: "¡Next!".

3 comentarios:

LyzM dijo...

Moshooo!!!!!!!!!!

Me fascino tu post, me quede enganchada desde las primeras líneas, estuvo increíble el viaje, un poco intenso pero increíble!!!!!!! e inolvidable....
Estoy ansiosa por seguir leyendo viajes de un bocho...

Te AmO............

Manu Ureste dijo...

Mosha!
muchas gracias por acompañarme siempre en estas aventuras de Tin Tin jaja; de verdad que fue un viaje muy intenso... con algunos momentos de incertidumbre jeje, pero gracias a Dios todo salió bien. Creo que Denise tiene razón y siempre llevamos a alguien que nos acompaña y guarda desde algún lugar.
¿Para cuándo el próximo? ;-)

Te amo!

La Maquinista Yey★ dijo...

Y claro es ahí donde al güerito entra en acción y claro por ser bonito si puede pasar jajaja ahhh y con eso lleva una atractiva mujer a su lado, que el tal agente Sánchez se muere de la impresión.... ahhh no verdad....

Muy buen relato mi Manu, me ngustó, pobre señora rubia, ya ni le sirvió de nada el tinte o era natural?!

Abrazos y saludos a Lyz