lunes, 13 de diciembre de 2010

Los invisibles


"Solo voy con mi pena
Sola va mi condena
Correr es mi destino
Para burlar la ley
Perdido en el corazón
De la grande 'babylón'
Me dicen el clandestino
Por no llevar papel"
Manu Chao, 'Clandestino'


Pues sí, oye. Cómo pasa el tiempo. Ya se fueron más de dos años como el que no quiere la cosa. Dos largas y cálidas primaveras desde que visité La Patrona, en el municipio veracruzano de Amatlán de los Reyes. Lugar al que, como alguna vez he comentado desde esta ventana, le tengo especial estima y donde cubrí uno de mis primeros reportajes como periodista en México acerca de los indocumentados centroamericanos que van rumbo a los Estados Unidos de América. La tierra, dicen, de las oportunidades.

Y como les decía, el tiempo no espera. Hace más de veinticuatro meses, unos setecientos y pico días, desde aquel entonces. Sin embargo, les confieso que de vez en cuando me da por tirar la vista para atrás y recuerdo aquella tarde de un caluroso mes de julio como algo muy especial. Como una experiencia que, dejando la grabadora y la cámara a un lado, me 'tocó' como persona. Tanto, que todavía hoy le sigo echando un vistazo a aquellas fotos que tomé en compañía de mi buena amiga Denise Luna del Rivero y me pregunto qué habrá sido de ellos; qué suerte correrían aquellas caras cansadas, pero sonrientes, que aún miran al objetivo de mi cámara con sus polos falsos de Ralph Lauren –con las siglas U.S.A. bordadas- y alzan la mano en señal de victoria. ¿Alcanzarían su destino? ¿Harían realidad el sueño americano?

Pues quién sabe, me digo. Quién sabe.

Sin embargo, vamos a ser sinceros: lo más probable es que muchos se quedaran en el camino, engrosando las estadísticas más nefastas de la Border Patrol de Arizona, deshidratados, con la lengua acartonada chupando hasta las piedras y el galón de agua vacío sobre la ardiente arena del implacable desierto de Sonora, mientras el 'pollero' de turno decide por su cuenta seguir adelante –"aquí no se espera a nadie"- con los pesos del muertito a buen recaudo.

O vaya usted a saber.

Tal vez algunos de esos hombres que en estos momentos me miran con esperanza desde la fría pantalla de mi computadora, murieron al caer –si es que no los tiraron- del ferrocarril. Degollados, chas, chas. Sin tiempo de decir ni mú y abandonados sobre las vías, como perros. O ya, si nos ponemos en plan dramático, puede que muchos otros terminaran sus días víctimas de la tortura de los múltiples grupos criminales que se disputan el 'negocio' de la trata de personas procedentes de Centroamérica, mientras las autoridades (dicen que) policiales cobran su 'mordida' y miran para otro lado. Fiu. Fiu.

Pero está bien. Seamos optimistas, pues.

Pensemos por un momento que sí, que la libraron. Y que quizá 'solo' fueron deportados en la frontera este de México, allá entre Reynosa y McAllen, en San Antonio, Texas, por donde cruza el famoso Río Bravo. O que tal vez lo intentaron por el lado oeste. Pasando primero por Tijuana y burlando a 'la migra' hasta llegar a San Clemente, California, –donde cuenta el famoso corrido de Los Tigres del Norte que Camelia la Texana y un tal Emilio Varela llegaron con las llantas del carro repletas de 'yerba mala'-. Y, a lo mejor, después de que fueran 'cachados' todo quedó en un simple warning; es decir, en una seria advertencia, muy educada eso sí, y siempre respetando los derechos humanos del indocumentado –nice try mister mexican… but por favour amigou, don´t go back again!-, y unas palmaditas maternales en las pompis. Plas, plas, you bad boy!

O imagínese. Tal vez algunos lo lograran y estén a estas horas ganando buenos dólares en las fábricas de Nueva York; o labrando las tierras de Wisconsin; o chambeando de barman con pintas modernas en Los Ángeles; o a lo mejor hasta de relaciones públicas guaperas en una discoteca de Miami Beach, sacándole plática a las güeritas de ojo azul en 'spanglish' mientras se llena el bolsillo de buenas propinas con la cara del tío George. ¿Qué tal? O, incluso, quién no te dice que algunos de esos chavos que captó mi cámara con sus playeras chafa del Manchester United y el Barça, rotas y llenas de mierda, no 'la están haciendo' en Hollywood. ¿Eh? Con la Longoria y la Jennifer López, tú. Dando paseos en su carro último modelo por Beverly Hills, 90210, mientras le mete mano a Paris Hilton en el semáforo de la esquina. El tío chingón.

Sin embargo… tal vez todo esto sea mucho decir. O imaginar. Porque lo cierto es que no sabemos qué habrá sido del destino de cada una de aquellas personas que un caluroso día de julio abarrotaban un ferrocarril a su paso por La Patrona clamando, "¡por el amor de Dios!", ayuda a gritos.

Sí, puede que 'la hicieran'. O, como ya hemos planteado, hay muchas posibilidades –con múltiples variantes, a cuál de ellas más escalofriante- de que no fuera así. Aunque…, a fin de cuentas, dígame una cosa: ¿a quién le importa?

A (casi) nadie.

Será porque esos trenes pasan a diario y ya no nos 'toca'; no nos 'mueve el piso'. Es que nos acostumbramos a la barbarie, alegamos. Al disparate. A convivir con balaceras en centros comerciales y a compadrear con la violencia y los violentos. La normalización del drama, dicen. Como cuando hace unos años en el metro de Barcelona un gilipollas le soltó una patada en la boca a una chica sudamericana sin ningún motivo. Así nomás. Placa, placa. Por mis lereles, oye. Mientras el resto del vagón –la agresión fue grabada por la cámara del convoy- miraba la escena con cara de a mí que me registren. Yo, ni vela tengo en el entierro.

Sí, la normalización del drama, exponen los entendidos. O nos la refanfinfla, si lo prefieren. Ya saben, que bastante tengo yo con lo que tengo encima y todas esas cosas. Por eso preferimos cambiar el canal, o pasar la página del periódico para buscar la última polémica sobre si la 'espaldinha' de Cristiano Ronaldo contra el Atleti procedía o no, y así luego tener algo de qué hablar con los amigos en el Bar de la esquina. Y oiga, si en Irak se caen a tiros, pues allá ellos. A mí qué me estás contando, chaval. Que no hubieran empezado.

Y así pasa con los 'ilegales', por ejemplo. No nos vayamos a Islamabad. Ni a Pyongyang. Ni a Kuala Lumpur. Porque de lo que este artículo habla está sucediendo en las vías del tren. Puede que incluso al lado de su casa. Donde la rutina del paso diario de cientos de ferrocarriles cargados de personas que buscan un futuro menos incierto los ha convertido en eso, rutina. En algo monótono y de lo más cotidiano. Como el que oye llover, vamos. Como si ya formaran parte del paisaje urbano de las ciudades que van atravesando rumbo al Norte, donde nadie voltea para verlos porque, aseguran, ya se acostumbraron. O porque como diría el redactor jefe de turno encogiéndose de hombros: " ya no son noticia".

Y es cierto: los indocumentados dejaron de ser novedad hace tiempo. Sus reportajes pasaron de moda hasta nuevo aviso, o hasta que un tren descarrile provocando una gran catástrofe. O al menos hasta que los criminales organizados y desorganizados inventen una nueva y revolucionaria forma de hacer la vida imposible –nunca mejor dicho- a estos sujetos mitad humanos, mitad mercancías. Mientras tanto, no son novedad para los titulares. Ya no existen. Ahora son solo un rumor. Un eco. Un lejano murmullo en la noche fría, "callada y constelada".

Por eso ya nadie los mira. Nadie los ve.

Son invisibles.

****

Puedes ver las fotografías de este artículo en http://nomadas.abc.es/galeria-de-fotos/vamos-pal-norte/, la red social de fotografía del diario ABC (España), donde participo con mi galería 'Vamos pal Norte'.

Además, os dejo el video en el que colaboré con mi buena amiga y compañera Denise Luna del Rivero.



Pd: si queréis leer el reportaje original que fue publicado en diario El Mundo de Córdoba, escribir en el buscador del blog 'Diarios de un Vocho: la Patrona, la esperanza'.

7 comentarios:

La Maquinista Yey★ dijo...

Uyyyy Manuel hace ya mucho tiempo que no se ve un video tan bien hecho en este diario, ahora son todos sin audio!!!...

Ay ese sonido de tren me encanta... y me conmueve todas las historias de migrantes que lleva a bordo....

Hace un mes llegaron a Amatlán decenas de mujeres, esposas, madres, hermanas de todos esos centroamericanos que ya no han vuelto a sus hogares nunca y de los que no se sabe nunca, ahí las recibieron en La Patrona con pancartas y todo...
Esa vez todos coincidieron en que Veracruz es una pesadilla para los migrantes que lo tienen que cruzar.

Hoy también pasé por una exposición de fotos de migrantes sobre el tren de Amnistía Internacional, tus fotos tamb se hubieran visto genial ahí!!!! :D


Abrazos!

La Maquinista Yey★ dijo...

Ah!!!! faltó:

Mexicana ilegal!!!! :O

yo soy la quiebra ley... jeje

Manu Ureste dijo...

Hola Yez!!
ya te echaba de menos por esta ventana. Oye, qué interesante debió de estar eso que me platicas en tu comentario; ojalá hubiera estado ahí para hacer unas entrevistas y conocer de primera mano cómo viven esa pesadilla estas mujeres. Pero bueno, al menos con este post, la exposición de fotografías en 'Nómadas', y el video en el que colaboré para El Mundo, espero estar poniendo mi microscópico granito de arena para dar a conocer un poco más esta situación tan terrible para muchas personas.

Te veo muy pronto maquinista. Van besos y abrazos.

Manu Ureste dijo...

Posdata: pasaré tu cumplido acerca de lo bien que está hecho el video a Denise Luna del Rivero. Le gustará saberlo. Por cierto, con ella hice otro dos, uno acerca de la Lucha Libre y otro sobre una noche en la Cruz Roja de Córdoba. Tal vez aún estén por Youtube, aunque no sé con qué nombre los puedes encontrar. Le preguntaré a Denise.

Saludos!

Encarna dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Encarna dijo...

Hola Manuel! escalofriante tu artículo... hace mucho tiempo que no sigo tu blog pero me alegro mucho que esta noche me haya dado por ahí, espero que se me ocurra más a menudo, me encanta leerte, llegarás lejos, siempre lo he pensado desde que te conocí, espero que tu talento se vea reconocido siempre, estés donde estés porque te lo mereces, un abrazo fuerte desde Alcantarilla ;-p!

Manu Ureste dijo...

Hola Encarna!! qué sorpresa encontrarte por aquí. Ojalá que entres más frecuentemente. Muchas gracias por tu comentario!!! Te mando besos y abrazos desde México. Saludos para Alcantarillaaaaa!!! :-)