martes, 4 de diciembre de 2012

“En el Centenario no se honró a Zapata. Una vez más los políticos utilizaron su imagen”: Nietos de Zapata (Parte 2)


Estación del ferrocarril en Cuautla, Estado de Morelos. 

ESTAMOS en la antigua estación de ferrocarril de Cuautla.

En este escenario por el que  pasean turistas que vienen los fines de semana desde la capital, Emiliano Zapata y el ya entonces presidente Francisco I. Madero se encontraron en agosto de 1911 para mantener una entrevista en Yautepec y tratar de encontrar una solución al conflicto posrevolucionario, luego de que los zapatistas se negaran a deponer las armas, según lo acordado por los Tratados de Ciudad Juárez, sin que antes se realizara la prometida recuperación de las tierras.

“En ese encuentro Madero se refiere a mi bisabuelo como ‘el incorruptible Zapata’. Sin embargo, le pide que deponga las armas porque ya la Revolución estaba finiquitada. Pero el General le fue muy directo al presidente y le dijo que mientras no viera que su gente recuperaba sus tierras, los campesinos no entregarían las armas”, narra Édgar Zapata ante la presencia de la  máquina de vapor número 279, construída por la Baldwing Locomotive Works de Filadelfia, y puesta en servicio en 1904 para cubrir la ruta interoceánica México-Veracruz, que hoy reposa en uno de los hangares de la estación junto a un pequeño tenderete de postales y fotografías en blanco y negro de El Caudillo del Sur.

“A Zapata y Villa los borraron por completo de la conmemoración del 2012″
“En el boom del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, en el 2010, el Gobierno se dedicó a resaltar la imagen de Madero, mientras que a Zapata y Villa los borraron por completo –lamenta el historiador tras acceder a uno de los vagones de la compañía Interoceánica y tomar asiento en una banca de madera añejada que rechina con cada movimiento-. Madero, históricamente, fue el precursor de la Revolución –concede-. Pero creo que su exaltamiento se debió a tintes políticos; el presidente del PAN prefirió destacar a otros personajes históricos, pero los que realmente hicieron la revolución social fueron Zapata y Villa. Madero se preocupó por quitar al régimen de Porfirio Díaz, pero no quiso cambiar la estructura de gobierno. Por eso cayó traicionado por Victoriano Huerta, porque un gobernante no puede reestructurar un país sin irse a los puntos sociales que lo aquejan. Es decir, hicieron a un lado al campesino, y por eso Zapata se manifiesta en el Plan de Ayala desconociendo al gobierno de Madero”.

-El 28 de noviembre se conmemoran los 101 años de la promulgación de ese Plan de Ayala que acaba de mencionar. Más de un siglo después, ¿cómo podríamos definir su importancia teniendo en cuenta el contexto actual que vive el campo?

-El Plan de Ayala pone en el contexto político y social de la época al campesino y lo pone al tú por tú con los políticos –señala mientras mueve lentamente las manos para acompañar la explicación-. Es decir, con este plan el campesino ya sabe que tiene derechos y que él es dueño de sus tierras. Y esto se contrapone con las visiones de Carranza, de Madero, y de Victoriano Huerta. Porque ellos, como políticos, no querían que el pueblo tuviera lo que se merece. En cambio, Zapata lo que buscaba era  la igualdad social y por eso surge este Plan de Ayala bajo el emblema de ‘reforma, libertad, justicia, y ley’. Y a cien años de distancia, podemos afirmar que, ante la historia de México y del mundo, los campesinos de Morelos dieron el ejemplo y nos enseñaron que no es necesario tener tantos estudios como los políticos. Porque a pesar de que ellos sufrieron durante generaciones esclavizados por los hacendados, tenían más clara la visión de lo que querían de ese “pedacito de felicidad”, como lo llamaban, que nosotros en la actualidad, que no sabemos ni adónde vamos en este contexto de violencia que nos ahoga en sangre.

“Salinas dio el tiro de gracia al Zapatismo con el TLC”
A continuación, para completar la idea anterior, Édgar enumera los artículos seis, siete y ocho del Plan de Ayala –que dan al pueblo la facultad de reclamar el derecho a sus tierras y se aboga por cobijar con una pensión a los huérfanos y viudas de la revolución-, y destaca la trascendencia histórica del artículo 27 constitucional emanado del ideario zapatista que, durante la presidencia de Lázaro Cárdenas, hace realidad el reparto agrario. “Sin embargo –recupera el tono de pesadumbre-, a pesar de que Cárdenas enarboló la bandera zapatista en los años treinta, cuando entra el neoliberalismo medio siglo después a México deja toda la mesa puesta al presidente Salinas, que es el que da el tiro de gracia al zapatismo con el Tratado de Libre Comercio. Hoy día el campo es vendible y lo puedes ver aquí en Morelos, que ya se está vendiendo. Y lo venden las mismas familias porque quieren irse a probar suerte en los Estados Unidos. Por lo que esta situación creo que nos lleva a la siguiente reflexión: ¿Para qué existió entonces la Revolución?“.

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PARÍS.

Marlon Brando se encuentra en la ciudad con motivo del estreno de una de sus últimas películas y Margarita Zapata, que reside en ese momento en la capital francesa, averigua el hotel donde se aloja y llama por teléfono con la intención de intercambiar unas palabras con el actor que dio vida a su abuelo en la película ¡Viva Zapata!, dirigida por Elia Kazan, y co-estelarizada por Anthony Quinn en el papel de Eufemio Zapata.

“Cuando marqué al hotel me pasaron con alguien de su equipo de producción –recuerda la abogada y socióloga con una sonrisa en los labios que se mantendrá hasta el final de la anécdota compartida con el mítico actor de El Padrino-. Les expliqué que era nieta de Zapata y que quería hablar con Marlon Brando para que me comentara cómo se sintió interpretando a Zapata. Quería saber qué significaba para él interpretar a mi abuelo”.

A pesar de la resistencia inicial de la productora, Margarita tuvo suerte.

Su llamada tuvo respuesta.

“Marlon Brando me invitó a un restaurante –cuenta aún con emoción en el rostro-. Y cuando estábamos cenando recuerdo que me dijo: ‘Óigame, ¿y qué le parece a usted estar cenando con su abuelo?’. A lo que yo le contesté: ‘No, mejor dígame usted que se siente al estar sentado a la mesa con su nieta’. Entonces, Marlon Brando se quedó mirándome fijamente… Y comenzó a reírse”.

Retrato de Emiliano Zapata expuesto en Hacienda Chinameca, estado de Morelos. 

Tras relatar la anécdota con uno de los actores de más reconocidos a nivel mundial, Margarita se levanta del sofá y se dirige en silencio a un pequeño estudio donde tiene una computadora, varias estanterías repletas de libros, fotografías, plantas bien conservadas, un reconocimiento que le otorgaron en España como ‘mujer progresista del año’, y una figura con el rostro de su abuelo.

-¿Cómo cree que se está estudiando hoy en las escuelas la Revolución y en particular a Emiliano Zapata y su obra?

La nieta del General le echa un vistazo de soslayo a la estantería repleta de libros.

Sonríe, irónica.

-En México la historia se escribe a la carta, según la quiera el gobernante en turno y según le convenga al gobierno que esté en ese momento.

“En el Centenario no se honró la memoria de Zapata. Al contrario: una vez más los políticos utilizaron su imagen”
-¿Lo dice por los actos de conmemoración del Centenario, en el 2010?

Vuelve a sonreír. Se cruza de brazos, traga saliva y contesta con los ojos muy abiertos:

-El Bicentenario y el Centenario no fue más que pura pólvora, de eso no queda nada más que esa torre de luz (la Estela de Luz) que es horrible, decepcionante y vergonzante. No se honró para nada la memoria de Zapata. Al contrario, una vez más se utilizó su imagen por parte de los políticos, que llegaron a Anenecuilco, a Chinameca, a Cuautla, a hacer actos y a dar discursos. Pero todo eso fue pura pólvora. Pura jarasca. Además –añade circunspecta-, tampoco teníamos nada que festejar. Es lamentable, pero cierto. No había nada que celebrar –repite, tajante-. Absolutamente nada.

-¿A pesar de la diferencia de contexto que vive hoy México, ve en la actualidad alguna figura política aquí o en América Latina que pueda continuar con la lucha de Zapata?

-Bueno, en América Latina ha habido países en donde se han llevado a cabo proyectos de reforma agraria. Podríamos hablar de Brasil, que aunque aún le queda mucho por hacer puesto que es un país muy grande y con muchísimos campesinos, se está profundizando una reforma agraria que, en mi opinión, sí está muy influenciada por Zapata. Luego también está el caso de Venezuela y Hugo Chávez, aunque la gente está muy desinformada sobre lo que pasa allí. Y también está el caso de Nicaragua, con la revolución sandinista.

-¿Y en Cuba?

-Los Castro también hicieron lo suyo, y bastante, pero es que es otra cosa diferente a lo que quería Zapata. Igual podemos decir de Hugo Chávez, que está haciendo cosas muy buenas. Pero tampoco podemos pensar que ellos van a hacer una copia al carbón de lo que quería Zapata. Porque todos los campesinos no son iguales, ni todos los países tienen el mismo contexto, ni la idiosincrasia de los pueblos es la misma. Cada quien tiene su propia realidad.

-¿Destacaría a alguien de México?

-Yo diría que en México el presidente Lázaro Cárdenas fue el que profundizó la reforma agraria en el país. Y después… ninguno –niega con la cabeza varias veces en silencio-. En este momento no hay nadie que pudiéramos decir que es el continuador o la continuidad del pensamiento y de la lucha de Emiliano Zapata.

-¿Y López Obrador? Él representó a la izquierda en la pasada elección…

-Yo me remito a los hechos –su rostro vuelve a adquirir un aire severo-. Andrés Manuel López Obrador sólo se acuerda de Zapata cuando le conviene.

Aquí el video de la entrevista:



*Entrevista publicada originalmente en AnimalPolitico.com

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