miércoles, 24 de febrero de 2010
Cumpleaños en México (y van dos)
Pues sí. El 24 de febrero celebré mi segundo 'cumple' en México: 28 años, que ahí son nada diría el tango -y lo que queda si me dejan-.
Aprovecho la ocasión y el lugar para agradecer a todos mis compañeros de diario El Mundo su amistad en un día tan señalado, máxime estando tan lejos de casa y de mi familia. Muchas gracias también a mi padre, madre y hermana, así como a los amigos de España, Inglaterra y Venezuela que se han acordado puntualmente de este que escribe. Y por supuesto, gracias de todo corazón a mi familia mexicana que jamás me deja solo en este largo camino emprendido y del que todavía queda mucho vivir para contarlo.
Gracias a todos!
VPC
jueves, 4 de febrero de 2010
Fotografía: trenes en Córdoba
Manuel Ureste / VPC
Me encantan los trenes. Me fascinan. No sé muy bien por qué, pero desde pequeño me llamaron mucho la atención. Cargados de historias y circulando siempre de aquí para allá con ese chirriar de las ruedas de acero y con sus graffitis en los costados paseando lentamente por el mundo.
Hace años que en México el ferrocarril dejó de transportar pasajeros (ahora sólo lleva mercancías y 'espaldas mojadas' hacia Estados Unidos). Lo cual le da a las viejas estaciones abandonadas un sabor más añejo aún si cabe... con el típico reloj en lo alto de la entrada completamente oxidado y sin marcar el paso del tiempo. Como si todo se hubiera detenido... una mañana cualquiera de abril.
Me encantan los trenes. Me fascinan. No sé muy bien por qué, pero desde pequeño me llamaron mucho la atención. Cargados de historias y circulando siempre de aquí para allá con ese chirriar de las ruedas de acero y con sus graffitis en los costados paseando lentamente por el mundo.
Hace años que en México el ferrocarril dejó de transportar pasajeros (ahora sólo lleva mercancías y 'espaldas mojadas' hacia Estados Unidos). Lo cual le da a las viejas estaciones abandonadas un sabor más añejo aún si cabe... con el típico reloj en lo alto de la entrada completamente oxidado y sin marcar el paso del tiempo. Como si todo se hubiera detenido... una mañana cualquiera de abril.
*****
Suscribirse a:
Entradas (Atom)